domingo, 17 de junio de 2012

10 Reflexiones Sobre el Batman de Scott Snyder.


Finalmente, luego de mucho escuchar sobre los cambios de continuidad y la gran historia que Scott Snyder estaba contando en Batman, me puse al día y leí toda la serie principal hasta el número 10, el más reciente. Había leído un poco antes (números 1 al 3) pero no me acordaba nada y esto es lo que pienso (hay spoilers, estén advertidos):



1) Es una historia increíblemente torpe, estructuralmente hablando, y a la vez terriblemente pomposa, el claro ejemplo de un escritor demasiado verde para el mundo del comic creyéndose la fanfarria de su propia inflada y convencido de que está escribiendo la historia de Batman que va a modificar sustancialmente sus mitos.

2) La amenaza de The Court Of Owls no está jamás bien delineada ni plantada ni construida. Son villanos sin nombre, sin motivación y sin encanto. Durante 9 capítulos no tienen caras, intentando construir su amenaza y su terrible presencia con un manto de misterio. Pero una vez que se revelan, Snyder no hace nada por volverlos villanos por los cuales nos podríamos interesar, que querríamos ver de nuevo. Otro grupejo de manipuladores que es asesinado apenas el guionista lo considera conveniente para amplificar e intentar vender a su nuevo villano. Son accesorios de utilería.

3) La manera de escribir una amenaza como la de The Court of Owls en un comic periódico de superhéroes es paulatinamente. Introducirlos en los primeros números pero dejarlos en el trasfondo uno o dos años, construyendo su trasfondo y sus lazos con el héroe hasta que, de golpe, deciden atacar y todo lo que nuestro protagonista ama se ve amenazado. Para ver un ejemplo reciente y estelar de esto, no hace falta más que leer el Capitán América de Brubaker, una serie que, como ésta, se inicia desbancando olímpicamente una porción de continuidad que se creía sagrada pero utiliza éste sacrilegio como el trampolín con el cual construir nuevas historias que exploran lo que significa su personaje principal. No hace falta derramar toda la leche apresuradamente, como hace Snyder, quién probablemente no contó ni con el ecosistema editorial ni creativo para construir una historia a largo plazo. En 10 números que parecen 5 nos tenemos que creer que la Court of Owls es la peor amenaza que Batman enfrentó en toda su historia. Lo cual nos lleva al siguiente punto.



4) El guionista apuesta todo a un gran twist que, siendo tan inesperado, debería garpar por todo el build up desperdiciado de la Court (para ejemplificar cuan desperdiciada está su idea y su amenaza: en el número del crossover “Night of the Owls” de Batman & Robin, Damian debe proteger a un soldado cuya amenaza para la Corte es ser el heredero de unos terrenos que codician: si, nada más que eso, latifundistas garcas, aburridísimo). El problema es que Snyder nunca planta apropiadamente esa vuelta de tuerca. Hasta el número  9 ¿quién carajo es Lincoln March? ¿Por qué deberíamos interesarnos en él? Creo que antes de su gran revelación aparece en 10 páginas, como mucho. Es otro filántropo de buen corazón decidido a hacer de Gotham un lugar mejor, un personaje (y competidor) común en el mundo de Batman, y el único personaje extraño, ajeno a los mitos de Batman, sospechoso como si tuviese un blando pintado en la espalda. En otras palabras: es un engranaje que chilla que es el gran enemigo hacia el cual Snyder está apuntando. No hay sorpresa, ni tristeza, ni traición en verlo finalmente revelado como otro némesis de Batman. ¿Snyder desperdicia dos números enteros en mostrarnos un Batman perdido y acorralado por la Court y no puede aprovechar ni dos páginas de todo eso para hacer que Lincoln March sea un personaje que nos importe? 

5) Lo cual nos lleva al siguiente punto: a lo largo de los últimos 5 o  6 años, la interpretación predominante de Batman ha sido la de Morrison. Un maniático perfeccionista y obsesivo que siempre está un paso delante de sus enemigos y que siempre, por más perdido que parezca, tiene un plan. Snyder, si bien trasluce estar familiarizado con ésta interpretación e intenta estar en sintonía, tiene tanta leche por establecer su aburrida creación (The Court Of Owls) como totalmente badass que hace que Batman se coma la paliza de su vida cada número. De hecho, Snyder escribe a Batman como un total superhombre. Si bien al principio las palizas que se come a manos de The Court son divertidas y nos traen a la mente ese Batman humano y cubierto de curitas y vendajes que escribían Matt Wagner y Alan Grant en los 80s, con dibujos del excelso (y criminalmente subestimado) Norm Breyfogle, pronto se vuelven caricaturescas y poco creíbles. La historia se desarrolla en un período de tiempo que parece continuo (¿una, dos semanas?) en las cuales nuestro héroe no duerme, es molido a palos dos o tres veces, luego es atrapado por la Corte y encerrado en su laberinto hasta que su asesino (el Talon) le perfora el estómago y, sin embargo, puede recuperarse y luchar contra el ataque masivo de una horda de Talons a la Mansión Wayne, la MISMA NOCHE.  En el número 9 hay una escena de apertura en la cual Batman parece estar volando, sin ningún tipo de anclaje humano, a través de los callejones. Esa desconexión entre lo que se supone que es Batman (un hombre hiper ultra preparado que siempre encuentra una salida, pero un hombre al fin) y como lo interpreta  Snyder en su desesperación por aumentar siempre su apuesta (una especie de punching bag con factor de curación), es bastante decepcionante y poco creíble.

6) Y es que Snyder es un guionista bastante melodramático y lleno de palabras. Todos los monólogos internos de Batman están escritos con una pompa y sacramento que los hace bastante risibles. Se le notan mucho los vicios del escritor de prosa convertido en guionista. Sus páginas están llenas de “contar, no mostrar” y la única manera que tiene de construir toda la mitología de Gotham en la que se apoya su historia es meter largas descripciones y alegorías básicas y casi escolares sobre “lo que significa la ciudad” y “la importancia de Batman”.

7) El retcon, finalmente, está bien. O sea, no molesta. Puede funcionar. De alguna manera, es una consecuencia tardía de la existencia oficial de Damian Wayne. Si Batman puede tener un hijo, ¿por qué no podría tener un hermano malvado? Y es una idea a la cual no soy averso: Batman como un benevolente pater familias de una larga línea de justicieros enmascarados, en vez de solitario y torturado. Le da calidez al personaje. Es también, de algún modo, algo que se venía tanteando desde “Hush” (que no por nada es el primer gran hit del reinado Didio), ¿qué era Hush si no una especie de falso hermano de Bruce? El problema es que está establecido de una forma tan torpe y apresurada que no tiene peso. Snyder ni siquiera construye (más allá de las apariciones de Damian, Tim y Dick en el número 1) el ecosistema de personajes secundarios de Batman. Solo se concentra en él, que es una especie de súper ser melancólico que se la pasa reflexionando sobre su ciudad.  Todos los personajes son props, elementos de utilería cuya única función es hacernos creer que ésta es Una Gran Historia de Batman. Y no, no lo es, es solo otra interpretación, y ni siquiera una muy profunda. Su Batman no es ni muy humano, ni muy detectivesco, ni muy voluntarioso, ni muy maquiavélico. Es un sujeto incansable que reflexiona sobre arquitectura.

(Thomas Wayne Jr., malvado hermano del mal)


8) Hay algunos temas interesantes en este Batman: la idea de la clase alta como motor del progreso, la confrontación de dos formas de acción social de los ricos, la idea del reflejo en la arquitectura de una forma de moralidad y orden social. Sin embargo la ejecución narrativa es tan floja que los temas no se destacan. Además, comete el error de mostrar a Bruce Wayne como lo que realmente es: un millonario malcriado, al igual que sus enemigos. ¿Por qué debería confiar en un plutócrata por sobre otros? No puedo confiar en Bruce Wayne para mejorar mi vida pero si puedo confiar en que Batman puede mejorar mi vida.

9) Los dibujos de Capullo son muy lindos. Era hora que tuviese la oportunidad de lucirse en una serie de perfil alto como ésta. Para una historia que está tan basada en como una ciudad de fantasía tiene que verse y sentirse, Capullo hace gran parte del trabajo necesario para que funcione, con su Gotham marcada fundamentalmente por la arquitectura gótica (valga la redundancia) y venida a menos de entre finales del siglo XIX y los años 30. La Gotham de Capullo parece una ciudad donde nada se ha construido hace muchos, muchos años. También maneja con gran maestría toda la secuencia del laberinto de la Court Of Owls, siendo a la vez inventivo con el planteo de página y caricaturesco.  Sus figuras humanas son limpias, elegantes y con una anatomía muy personal (creo que es uno de los pocos dibujantes capaces de dibujar de manera distintiva los cuerpos de Dick Grayson, Tim Drake y Damian).

10) Curiosamente, en el mismo período (anoche) en el cual me puse al día con el Batman de Snyder me leí los últimos números de Batman & Robin, una serie secundaria, guionizada por Peter J. Tomasi. Tomasi es un guionista torpe, sentimentaloide, que tiende al melodrama y al lugar común en sus diálogos y en las declaraciones de sus personajes. Ningún crítico jamás se atrevió a declarar que era competencia para Snyder, el nuevo niño dorado de DC. Y si, es verdad, es una serie menor (mejorada por los muy lindos dibujos de Patrick Gleason) en la cual el foco está en una interpretación bastante adolescente y dramática de la relación entre Bruce Wayne y Damian Wayne. Tiene muchas cosas cuestionables, pero Tomasi, en su mediocridad y exceso, entiende mucho mejor lo que significa contar una historia de Batman que lo pinte como un personaje extraordinario pero humano, querible; no como una “representación del alma de Gotham”, un paladín abstracto cuyo monólogo interno está constituido de datitos y frialdad. En gran parte imagino que esto se debe a que Tomasi no está intentando contar La Historia de Batman Definitiva, ponerse la franquicia al hombro y hacerse el instruido. Sabe que produce entretenimiento pasajero con una de las porciones de propiedad intelectual más dúctiles del planeta. Y al concentrarse solo en Damian, Bruce y Alfred, debajo de los lugares comunes y el melodrama, los percibe mucho mejor y llega hasta tener escenas enternecedoras. Batman le regala un perro a Damian y le pide que le ponga un nombre, por ejemplo. Snyder, no necesariamente por su culpa (no quiero ni imaginar lo que debe ser el clima editorial de DC Comics hoy en día), intenta construir un evento, mal estructurado, apresurado, con un tono ponderoso y tan preocupado por sí mismo que olvida los pequeños detalles que hacen que una historia como ésta salte de la página, tenga un verdadero impacto en nuestras memorias. En unos cuantos años tendrá el mismo peso que Hush o The Long Halloween. Long may he reign.

PD: no me hagan ni pensar en la rima para niños de la Corte, que ni siquiera rima y tiene palabras complicadas que jamás estarían en un soneto infantil.

1 comentario:

Alcácer dijo...

Aunque reconozco muchos errores, estoy disfrutando de la saga. Creo que todo se fue a la mierda cuando Didio se dio cuenta de que tenía un hit y obligó a convertir la historia en un evento que atravesó todos los titulos de Batman. Eso explica esos números en los que Bats es encerrado y torturado. Parecían un libro de arte de Capullo. Es cierto que Court of The Owls está exigiendo más a Batman que Knightfall, y creo que ahí Snyder pierde con el verosímil.