lunes, 31 de diciembre de 2007

So, Tell Me, Did 2007 Fulfill Your Dreams And Expectations? (Parte 02)

01. Funnybook Inspector: Comics 2007.

Siempre hablar de comics o libros del año va a ser una falacia. En este caso si les doy la derecha a aquellos que piensan que un año es una división temporal arbitraria para indicar que es lo que más nos gustó o afectó. Las cosas que se publican en Estados Unidos o Europa raramente se traducen y publican en el mismo año en el resto del mundo.
Sin embargo, me parece que aun así vale la pena intentar balancear que objetos escritos descubrí este año, mas como una operación personal autobiográfica que como una lista de lo mejor. Así que ahí vamos:
Por el lado de los comics, y más específicamente de los comics de superhéroes, este parecería ser un año poco interesante. Marvel y DC están jugando al inmundo juego del crossover y sus universos parecerían funcionar más que nunca como una horrible cinta de caminar que lleva a ninguna parte. Es obvio que DC es la editorial mas ofensiva en este sentido con la enorme bazofia que es “Countdown” (o como crear una serie semanal en la cual no pasa nada en 30 números) y sus interminables miniseries conectadas, one shots, especiales, etc, etc, etc. Si “Civil War” parecía interminable, Countdown es como el infierno, donde nuestros pecados son revividos por toda la eternidad. Esto me pone bastante triste, ya que los personajes de DC siempre vivieron en mi corazón y es una lastima observarlos tan pisoteados, tratados como meros conductos, piezas de ajedrez que tienen que estar en un lugar arbitrario, no importa cuanto se violente la caracterización o la lógica.
Marvel, por su lado, se dedica a construir su próxima saga, que tiene que ver con la infiltración en la tierra de una raza de aliens que cambian de forma. Si, ya se, ya tuvimos 3 o 4 adaptaciones de la “Invasion Of The Body Snatchers” en los últimos 40 años, pero Marvel no parece darse cuenta del asunto.
Sin embargo, hay momentos de esperanza, series aisladas que funcionan o bien porque se deja a sus artistas a la buena de dios, que trabajen su propia historia o porque sus dibujantes y escritores son lo suficientemente hábiles para sacar lo mejor de un mandato editorial. En la primera categoría entran las que sin lugar a dudas son las 3 mejores series de superhéroes actuales, modelo de excelencia para todos aquellos que se interesan en los hombres de calzas: All Star Superman, The Brave And The Bold e Immortal Iron Fist.



All Star Superman es, sin lugar a dudas, el mejor comic de superhéroes que esta siendo publicado hoy en día. Morrison y Quitely nos hacen creer que revitalizar a Superman era un juego de niños. ¿La receta? tomar todo lo que hizo de El Hombre De Hierro un icono cultural en los 50 y 60: Bizarro, la ciudad embotellada de Kandor, Jimmy Olsen y sus increíbles transformaciones, Lex Luthor como un villano científico, la zona negativa, Clark Kent como un patoso lleno de errores. Mezclarlo con algunas referencias más cercanas como el Sun Eater y Doomsday. Dejar que Frank Quitely se luzca desplegando el mejor storytelling que he visto en años (ejemplo:



). Y producir 9 números (hasta ahora) en los cuales Superman esta muriendo y tiene que confrontarse con interminables versiones de él mismo.
Un comic hiper comprimido en el cual el hijo de puta de Morrison nos da escenas como la del último número, en el que la luna es QUEBRADA por dos kriptonianos que luego la parchan usando los puentes más famosos del mundo como curitas.
Un comic que transpira inspiración, color, diversión, magia y optimismo. Los escoceses nos hacen creer que escribir superhéroes es el mejor trabajo del mundo y que encontrar lo especial en cada uno de ellos es similar a volar de cabeza a enfrentarse con un conquistador intergaláctico, todo coraje y júbilo. Eso es genio, damas y caballeros.



“The Brave And The Bold”, por otro lado, es una bestia ligeramente distinta. Es el elefante blanco del cual hablan los lectores de superhéroes cuando se refieren a un comic que sea capaz de atraer a gente que no los lee hace 20 años. Guionizado por Mark Waid, con dibujos de George Perez, dos veteranos que le muestran a los mocosos Como Se Hace. Es increíble como Waid hace malabares con cada pequeño pedazo del universo DC, mezclando a Batman, Lobo, la Legión de Superhéroes, los Challengers Of The Unknown, Supergirl, y miles de otros pequeños detalles sin que jamás uno se sienta perdido. Todos los personajes tienen la introducción correspondiente, todos tienen algo que hacer, cada personalidad esta utilizada a la perfección. Judd Winick debe leer este comic y sentir un poco de vergüenza.
Mientras tanto, Perez hace lo que viene haciendo hace 20 años ininterrumpidamente, de una manera tan magistral que ya casi pasa desapercibido: ser uno de los dibujantes de superhéroes más detallados e impresionantes. Sus layouts quizás no sean tan imaginativos, pero es algo que muy pocos “artistas” son hoy en día: un artesano consumado. Sabe como contar una historia, sabe como hacer hablar a sus personajes, sabe como dibujar expresiones, sabe como meter detalles en una viñeta sin que (casi) nunca parezca confuso.
Y además, estos dos maestros nos dan una de las mejores frases del año:



LAST! MUMMY! STANDING! ¿Como no amar este comic?.
Pasando a la distinguida competencia, Immortal Iron Fist es LA sorpresa del año. Un personaje de tercera, creado para pegarla en los setenta con la fiebre del kung fu, casi sin personalidad, que nunca tuvo capacidad para sostener una serie regular más allá del número 20. ¿Que se podía esperar de el? Bueno, Matt Fraction, Ed Brubaker y David Aja nos demuestran, una vez mas, que no hay malos personajes, solo personajes mal manejados. El nuevo comic de Iron Fist es una combinación maravillosa de artes marciales, superhéroes y espionaje, que hace un uso fantástico del universo compartido al mismo tiempo que se arrincona en su propio mundo. Y ese mundo, gracias a esos dos tipos tan talentosos que son Brubaker y Fraction, es riquísimo: una dinastía de Iron Fists, complejos secretos bajo las calles de Nueva York con tecnología de principios de siglo, aventuras que parecen salidas de una tira de prensa de los años 30, un torneo de artes marciales digno del mejor shonen y otra de las frases del año:



Creo que la última vez que me sorprendí y maravillé tanto con un héroe mainstream y que sentí que su mundo había sido ampliado infinitamente, fue cuando leí el Starman de Robinson.
Y no me hagan comenzarles a hablarles de David Aja. No se de donde sale ese tipo, pero es la revelación del año. Tiene un rango impresionante y es capaz de pasar de dibujar ambientes pseudo científicos gigantescos y detallados a retratar conversaciones con un dominio del “lenguaje corporal”, los gestos, las expresiones de sus personajes que recuerda a un Alex Maleev mas limpio, a entregarnos un layout tan impresionante como este:



Probablemente sea el dibujante a mirar el año que viene.
Siguiendo, este podría ser el año de Ed Brubaker. Su Capitán América y Criminal así lo demuestran. El primero, luego de su muerte, se ha transformado en uno de los comics mas atractivos e hipnotizantes de los últimos años, una historia que va desarrollándose en cámara lenta, en la cual todos las facciones se dan vueltas unas a otras, intentando descifrar la muerte de Steve Rogers y sus consecuencias. Es fantástica la manera en que Brubaker les saca el jugo a los personajes secundarios, que se dedicó a enriquecer durante los dos primeros años de la serie. Uno ni extraña al Capitán y espera que el comic siga siendo esta magnifica mezcla de noir y aventura en la que todos tienen triples y cuádruples agendas y todo el mundo parece dudoso y manchado.



Criminal, por otro lado, es puro noir. Hasta el momento se van publicando dos arcos argumentales: “Coward” y “Lawless”, en los cuales conocemos a dos personajes que se encuentran conectados por su vida de crimen y por su incapacidad para escapar de la misma. Si hasta el momento hay algún tema que surca esta serie es aquel de la inevitabilidad del destino, de la manera en que los padres marcan a los hijos y, de alguna manera, los embarcan en el camino al que luego regresaran siempre. Una serie oscurísima, espartana, en la que la información es entregada por cuentagotas y en la que los dibujos de Sean Phillips solo refuerzan el ambiente opresivo con sus bloques de negro y sus formas oscurecidas por el humo y la mugre.



Yendo hacia el rincon de los proyectos especiales, y cambiando absolutamente de ambiente, se destaca Shazam! The Monster Society Of Evil de Jeff Smith. Yo pienso demasiado en el Captain Marvel. Creo que es un personaje con un potencial enorme, por momentos mejor que Superman. Tiene un gancho fabuloso y adelantado a su tiempo: ¿que haría un niño con el poder de un dios? Y siempre tuvo aventuras mucho más fantásticas, divertidas, rocambolescas, que Superman. Por momentos siento que sería el perfecto personaje para contar esas historias demasiado locas para el kriptoniano. Pero en los últimos años, en vez de aprovechar su potencial para conducir la magia y la locura de la niñez, todo lo que han querido hacer quienes lo manejaron es oscurecerlo. Gracias a dios que existe Jeff Smith, que en 4 números nos da un Captain Marvel respetuoso de sus orígenes y aggiornado para regalarle a cualquier niño fanatico de Harry Potter. Dibujos expresivísimos, un niño de verdad en la piel del Capitán, una reinterpretación de Mary Marvel tan sencilla y magnifica que la versión del universo oficial da asco y muchos, muchos, muchos monstruos. Esto es lo que un buen comic para niños debería ser.
Y luego la tenemos la miniserie de dos números que, debo confesar, aprieta mis botones nostálgicos. Estoy hablando de JLA / Hitman. Tommy Monaghan siempre fue uno de mis personajes preferidos de Garth Ennis, el que, para mi, mejor resumía ese ethos de violencia, amistad y, en el fondo, decencia que tienen todos sus personajes. El final de su serie regular aun me conmueve hasta las lágrimas y por eso verlo de vuelta, aunque sea por un ratito, fue enormemente reconfortante. No es nada nuevo, no va a cambiar el mundo, es solo una excelente historia de Hitman, en la que Tommy hace lo que hace mejor (matar gente) y salva a la JLA. Vale solo por la última viñeta, el pequeñísimo recordatorio de un personaje al que le permitieron terminar su historia en paz, algo tan raro en estos tiempos.



Caminen conmigo, pasemos para indietown. La verdad es que no leí demasiado este año. El gran hallazgo, sin lugar a dudas, es Joe Matt y sus comics autobiográficos. Pensaba encontrarme algún chico triste y conflictuado, trabajando sus traumas femeninos (si, ya se que no todos los artistas indie son Jeffrey Brown) pero me encontré con algo completamente diferente. Un verdadero desastre de persona, tacaño, adicto a la pornografía, sucio, miserable y vago. Y todo eso lo pone en sus comics! Creo que desde Crumb no había visto autobiografía con tan poco filtro, tan descarnada y dedicada a mostrar a su sujeto como una basura de primera categoría. Obviamente que Matt, además de ser eso, es un gran historietista, con un manejo de la caricatura magnífico. Sus personajes son simples pero siempre manteniendo una gran capacidad expresiva, y al mismo tiempo son icónicos. Matt se identifica por sus anteojos que no dejan ver sus pupilas, Seth es sombrero y anteojos de marco fino y así. Un tipo que estaría bien produzca más comics y se masturbe menos.



Sin embargo, podría no haber leido mas que el próximo comic este año y ser feliz. Este fue el año en que finalmente pude leer Scott Pilgrim. Y solo puedo decir que es THE MOST AWESOME COMIC EVER. Es, como dice mucha gente, un modo de vida. No se que hizo Bryan Lee O’Malley con su combinación de referencias comiqueras, manga, videojuegos y comedia romántica, pero es perfecto. Personajes queribles, gran manejo de la página, escenas de lucha imaginativas, frases MUY citables y una sensación de alegría interminable, en la historia que se esta contando, en el placer de dibujar, casi igual a la manera en que Scott va por la vida, sin una idea pero con el suficiente buen corazón y entusiasmo para que todo salga bien, que deja parados a tantas cosas producidas por las Grandes Editoriales como un montón de zombies. Ahora…si solo se apurasen y escaneasen los volúmenes 3 y 4…




Finalmente, llegando a Argentina, es muy agradable ver la revitalización de la industria del comic local. Lo mejor del asunto es observar los volúmenes recopilatorios de gente que viene laburándola hace más de 10 años. Me refiero a “Estupefacto” de Lucas Varela y “Moriremos Como Ratas!” de Esteban Podeti. Dos libros que se dedican a mirar la trayectoria de artistas que hoy en día están consagrados y no podrían ser más diferentes. Mientras Podeti tiene esa mala leche tan propia del underground y de los comics independientes norteamericanos de los 80 (no por nada es un confeso fanático de Peter Bagge, que, como detalle intrascendente, cumplió 50 años este año y me hizo sentir un tanto viejo), Lucas Varela parece mas influenciado por gente como Lewis Trondheim y Sfar, aunque con un sentido del diseño y unas formas un tanto mas geométricos, que también hacen pensar en Chris Ware. Si hay algo que los hermana es que son dos salvajes, dos limados a los que no les importa nada en el mundo. Sus comics están llenos de mutilaciones, traiciones, personajes hijos de puta, droga, sexo y rock and roll. Ampliamente recomendados, a pesar de estar en espectros distantes del arco iris dibujil (o de la pirámide de McCloud).



Adición de ultimo momento!!!: The Salon de Nick Bertozzi. Lo leí anteayer y me atrapó tanto que no pude irme a dormir hasta las 8 de la mañana. ¿Qué pasa cuando tomas a Gertrude Stein, Erik Satie, Leo Stein, Georges Braque, Picasso, Apollinaire y Gauguin y los metes en un misterio policial que involucra un ajenjo azul que permite entrar en los cuadros? Bueno, si sos Nick Bertozzi conseguís una novela grafica increíble, en la que los protagonistas aparecen como figuras reales, haciendo que nos olvidemos de su estatura mítica; en la que se cuenta no solo un gran misterio pictórico-policial, sino que también se traza el origen del cubismo; en la que hasta hay discusiones estéticas y filosóficas sobre la pintura en sí misma y sobre la relación entre “pintura” (alta cultura) y “comic” (baja cultura); en la que el manejo del color y el “ánimo” de una escena por Bertozzi es impresionante. Que lindas son las sorpresas de último momento!.

Y después hay muchas cosas que no leí o que estoy en proceso de leer y que seguro entrarían en esta lista: The League Of Extraordinary Gentlemen: The Black Dossier, Alice In Sunderland (fantástica reconstrucción de un lugar y una tradición cultural de Bryan Talbot), el libro del Sr. Rispo, Exit Wounds (la critic darling de la temporada, una historia ambientada en Israel acerca de un chico que busca los rastros de su padre muerto en un atentado suicida), Casanova, Chance In Hell (la nueva mini de Gilbert Hernandez que todo el mundo dice que es fantástica).
Pero de cualquier manera…releo y me encuentro con que fue un mejor año de lo que pensaba. Who would have thought?

02. A Bunch Of Monks Wasting Time: Libros 2007.

En cuanto a libros, una vez más, creo que no leí absolutamente nada publicado ESTE año. Pero leí mucho, demasiado, y en medio de la miríada de cosas que pasaron por mi mesa de luz se puede destacar:

1) Post-War de Tony Judt: o como escribir un libro de historia de mas de 700 páginas y volverlo completamente apasionante. Una historia de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial magistral. Escrita con claridad, sin miedo a reconstruir “hechos” pero al mismo tiempo tiñéndolos siempre de una interpretación personal, con preocupación por la historia política y social por igual, que maneja cantidades enormes de información sin volverla jamás un tedio. Me demostró que se puede leer historia por placer y pasarla MUY bien. Recomendado sobre todo por los capítulos sobre la llegada de la Guerra Fría, la destrucción de Yugoslavia y la caída de la Unión Soviética. (Lástima que la parte de historia cultural sea medio floja)

2) Men Of Tomorrow: Geeks, Gangsters And The Birth Of The Comic Book de Gerard Jones: el mejor libro de historia de comics que he leído hasta el momento. Jones traza la evolución del comic book conectándolo con la identidad inmigratoria judía de sus principales artistas y con su origen como un negocio respetable para gente no tan respetable (principalmente contrabandistas de licor durante la prohibición o gente que tenía contactos con). Es un libro fantástico, repleto de anécdotas que demuestran lo frágil que era la industria, lo oportunistas que eran sus promotores y lo poco que les importaba a los artistas su trabajo en los inicios. Y además coloca al comic book dentro del continuum de grandes entretenimientos culturales norteamericanos. Es un hijo del siglo XX y del capitalismo tanto como el cine o la música rock y es muy iluminador observar como se levantó de sus inicios como basura para llegar, de algún modo, al reconocimiento cultural de hoy en día.

3) Cat’s Cradle de Kurt Vonnegut: en el año infame que se llevó a tanta gente esencial, el mejor antídoto cuando me enteré de la muerte de Kurt fue leer este libro. Y que libro hermoso me encontré, suficiente para curar el mal humor durante semanas. A pesar de tratar, en vonnegutiana manera, el final de la civilización y la estupidez perenne de los hombres. El argumento es sencillo: Felix Hoenniker, científico involucrado en la creación de la bomba atómica, crea una “especie” de hielo que “enseña” al agua a solidificarse de otra forma, mas difícil de revertir. La sustancia se llama “Hielo 9” y, al morir él, queda en manos de sus hijos. A partir de ahí, con una estructura compuesta por breves fragmentos, Vonnegut despliega una historia moral entregada con la mas oscura de las sonrisas, en la que se mezclan islas bananeras ficticias, religiones inventadas e hilarantes y personajes rarísimos. Una de las mejores cosas que leí del maestro y el libro con más ideas por página del año.

4) J.R. Wilcock: este fue el año en que descubrí a este escritor singularísimo, que reafirma mi teoría de que los “raros” de la literatura argentina son una parte que hay que investigar más. Leí “El Estereoscopio de los Solitarios”, “Hechos Inquietantes” y “El Templo Etrusco” y en los 3 se combina de manera magistral el fantástico con el humor más negro. Wilcock parece reírse de todo y mirarlo a una distancia prudencial, como quien sabe que tiene una razón superior, pero cuando menos lo esperás te desarma con un momento de pura emoción, con una descripción en la que se nota que todas las armas de la distancia quedan anuladas. Es un escritor irónico pero que no hace de la ironía el motivo de su escritura y eso es raro de encontrar en estos días.

5) La Niña del Pelo Raro de David Foster Wallace: este es un libro que se mueve por tantos códigos y escenarios que es un tanto complicado para mí encontrar algo que decir de el. Además, lo terminé de leer hace bastante poco tiempo, con lo cual mis pensamientos aun no están asentados. Pero se puede decir que Foster Wallace es uno de esos escritores profundamente preocupados por el ser humano, por su futuro y por como vivimos juntos. Que utiliza figuras de la política y el mundo del espectáculo como Lyndon Johnston (en uno de los mejores cuentos que leí en este año) y David Letterman pero no le interesa ser irónico o burlarse de ellos, sino que su intención es usarlos como imágenes míticas que representan algo por lo que todos estamos preocupados: ¿como hacer para conectarse con el otro? ¿Como hacer para no estar solos? Es lógico, entonces, que uno de sus cuentos más ácidos se burle de aquella escuela del desapego que es Bret Easton Ellis. ¿Porque nadie se digna a traducir Infinite Jest, ahora?

6) Una Historia del Mundo en 10 Capítulos y Medio de Julian Barnes: el libro con el que comenzó el año, regalo de navidad de mis padres recibido con cierto desdén (“ah, este es el amigo de Martin Amis”). Equivocado como casi siempre estaba, al encontrarme con un libro magnifico, cornucópico, una telaraña de historias en las que se acumulan el arca de Noe, los terroristas árabes, la carcoma, una pintura de Gericault, los pasajeros judíos del St. Louis en 1939, un astronauta, el monte Ararat, el fin del mundo, el cielo, el amor, Jonás y la ballena y una mujer irlandesa. Es un tapiz arbitrario, una historia personal, en el que el significado procede solamente del escritor, de las imágenes que elige como demiurgo para darle forma a su mundo literario y personal. Una de los libros más ricos y gratificantes del año.

7) Jim Thompson: el verano siempre es bueno para la novela negra y mis veranos estuvieron bookeandeados por Jim Thompson. A principios de año, mientras me rodeaba la naturaleza que no ofrecía peligros, leía “The Getaway” y comenzaba a sumergirme en ese mundo de personajes amorales y extremos, de nihilismo puro y violencia repentina. En febrero con “1280 Almas” conocí en Nick Corey a uno de los más extraordinarios anti-héroes (en el sentido literal del término) de la literatura. Nunca antes una novela basada puramente en el egoísmo absoluto de su personaje principal había sido tan divertida. Y a final de año con “Los Alcoholicos” me encontré con un mundo sellado, una comunidad de enfermos que Thompson describe con su usual candidez y ese afecto torcido que tiene por los despojos de la sociedad. E incluso tiene algo que parece un final feliz.

8) Los Escritores Inútiles de Ermano Cavazzonni: porque dice la verdad desde el título y es el libro más ferozmente gracioso que leí en el año. Por momentos me recordaba a Wilcock, por la impiedad con la que trata a sus sujetos. Pero Cavazzonni ni siquiera tiene los pequeños actos de compasión que tiene Wilcock. Los escritores son seres espantosos, malhumorados, egoístas, codiciosos y estúpidos. Parecen una raza de animalillos molestos de los cuales el común de los mortales se ríe y se pregunta que hacen todas esas horas, en cuartos mal iluminados y llenos de humo de cigarrillo, sin sentir la luz natural jamás.

9) Mescalito de Hunter S. Thompson: eh! un libro de este año! bien! 70 páginas en apariencia menores pero que demuestran porque H.S.T. era la última voz de la conciencia americana, el más amargado y triste en sus años finales, porque debía morir cuando lo hizo. Si hay un tono que predomina en estos textos (exceptuando el primero, una experiencia de mescalina en tiempo real que es a la vez terriblemente familiar e individualmente thompsoniana) es la melancolía, la sensación de que los mejores años quedaron atrás, la irremediable comprensión de que aquello por lo que se peleaba esta perdido. Uno tiene la sensación de que a Hunter no le quedaba más que su casa y su gato, aislado en el desierto.

10) Poesia Beat, Varios: solo porque me sirvió para conocer a ese poeta de la puta madre que es Gregory Corso, este libro ya merece una mención en la lista. Pero además es una excelente selección, que tiene muestras significativas de todos y que cumple la difícil función de ser a la vez un muestrario, un objeto importante en si mismo y de aislar las voces individuales de los poetas y comunicarlas de manera distintiva y efectiva.

03. Plastic Dreams For Blind Men: Peliculas 2007.

El año en películas, así como el año en libros y comics, siempre es arbitrario, siempre es incompleto. No veo muchas películas “del año”, en general, no voy al cine, no saco tantos dvds. Si alguna de ellas cae en mi regazo es por recomendaciones extremas, por una sensación de cansancio, de entregarse a aquello tan encolumnado.
Sin embargo, este año puedo decir que hay 3 películas que forman una especie de trilogía de lo que busco en el cine incesantemente: Ratatouille, INLAND EMPIRE y Zodiac.

Ratatouille es, creo, la mejor película del año. Una película como esa, que no abandona la formalidad narrativa, que es una película para niños, que proviene de el sistema de estudios mas grande y anquilosado del mundo y aun así se las ingenia para ser inteligente, divertida, tener miles de lecturas y ser, sobre todas las cosas, conmovedora. Lester Bangs ya lo dijo con respecto al rock, que él escuchaba obsesivamente música porque creía haber observado, en un momento de iluminación misterioso y fugaz, la puerta a un mundo mejor y que desde entonces buscaba reproducir esa sensación incesantemente. Un poco eso es lo que me produjo Ratatouille cuando la vi. No es solo la animación que ya a esta altura es una cosa exquisita cuando a Pixar se refiere, no son solo los personajes encantadores y únicos, es la manera en que estos artesanos construyen una historia que puede ser disfrutada por absolutamente cualquier persona y salir de ella con ideas o puntos de vista que se adecuan a su edad y su experiencia. Una película que combina temas como que es el buen comer, la importancia de la creación, la democracia del arte, el genio personal, el lugar de la crítica y el lugar de lo nuevo en el sistema artístico y que nunca suena forzada ni moralizante ni incomprensible para un niño de 5 años. Yo ya lo vengo diciendo desde El Gigante De Hierro: Brad Bird se las trae y en 10 años vamos a hablar de él como uno de los mejores directores de animación de la historia.

En cuanto a INLAND EMPIRE, se puede decir que la experiencia es opuesta y complementaria. Es una película que no es para cualquiera y, como decía mi gran compañero Dario, es una verdadera experiencia cinematográfica, algo que no se ve hoy en día, una película que te exige que le prestes atención, que te sumerjas en ella y de la cual necesariamente volvés sintiendo que no solo te sentaste frente a una pantalla durante 3 horas, sino que te llevaron por un paseo en una casa encantada, todo rieles chirriantes en carritos pequeños, monstruos de papel maché que bajan de los techos, clang…clang…clang…, oscuridad y tipos disfrazados que son mas terroríficos porque a través de su maquillaje se percibe un diente faltante, una cicatriz en la mejilla, una horrible mueca de asco y felicidad. No hay muchas maneras de describirla, solo hay que verla. Y, además, haberla vivido bajando de un viaje de ácido, a las 7 de la mañana de un día lluvioso, despierto con los ojos enrojecidos hasta las 10, la convierte en uno de los mejores momentos pasados con el cine en mi vida.

Sobre Zodiac ya escribí aquí, no creo que haya mucho más para decir.

Y, finalmente, quiero rescatar una película que es incomprensible que sea tan ignorada, que ni siquiera tenga edición en dvd, que casi nadie vea, cuyos subtítulos en castellano no existen en internet. Estoy hablando de esa obra maestra que es “Matinee” de Joe Dante. La volví a ver hace un par de semanas, luego de casi una década de haberla visto por primera vez y me quede sin habla ante lo estupenda que es. Creo que sería mi película del año hoy y siempre.
El argumento es simple a primera vista: un productor de películas clase b, de monstruos y fantasmas, llega a un pequeño pueblito de Estados Unidos a presentar su última producción, llamada “Mant!” y que trata sobre un hombre mutado…en hormiga! gigante!. En este lugar se encuentra con un joven y su hermano que están obsesionados con “Famous Monsters In Filmland” y el cine de terror. Pero todo sucede durante la Crisis de los Misiles del 62 y el padre del pendejo es un soldado asignado a bloquear el envío de material nuclear ruso. Eso sin mencionar que el pueblo queda a un tiro de piedra de Cuba y todos están paranoicos con que las bombas caigan.



A partir de ahí Dante realiza un comentario extraordinario no solo sobre el poder del cine, sino sobre la manera en que las fantasías del arte informan nuestra existencia diaria, reproduciéndola de manera espejada y dándole sustancia a nuestros sueños. El productor se llama Lawrence Woolsey y esta basado en William Castle, un personaje entrañable de una época perdida en el cine “de espectáculos”, aquel que no esta preocupado por confrontarnos con el miedo a nuestra propia muerte o a nuestro propio adulterio. Corporizado por un John Goodman en estado de gracia (como casi siempre), en un momento dice algo así como “La gente entra en el cine, se sienta, se apagan las luces y se abandonan. Saben que tenemos el control, que vamos a hacerlos sufrir y a hacerlos emocionar. Pero llega un momento en que uno los salva, los rescata, les hace saber que todo va a estar bien.”
Brindo entonces porque esta extraordinaria película reciba el crédito que le ha sido negado durante tanto tiempo. Y brindo también por aquellos artefactos que me salvaron en el 2007, que me rescataron de la existencia mundana, del calor y del frió, del desamor y la decepción, del cansancio y el aburrimiento. Que, a través de una persiana entornada, me hicieron observar algo tan brillante que solo puede ser mirado de reojo.
Y porque el 2008 traiga muchos momentos tan buenos como ese.

jueves, 20 de diciembre de 2007

So, Tell Me, Did 2007 Fulfill Your Dreams And Expectations? (Parte 01)

Como corresponde a final de año, la tradicional lista, a la que parezco incapaz de sustraerme. Esta primera parte va a estar dedicada a la música, ya que si posteaba todo, todo, todo, probablemente iba a ocupar toda la página principal. La segunda tratara sobre materia impresa y cine y quizás alguna cosita que se me ocurra por ahí. Salud y que el 2008 nos de tantos buenos discos como este año!.

50 Minutos de Música en un Círculo Negro No Son La Clave de la Felicidad: Discos del año.


01. Spoon – Ga Ga Ga Ga Ga
A veces tengo la sensación de que Spoon es la única banda que importa en la actualidad. Se que es una sensación injusta, que son los delirios del fan. Probablemente tenga que ver con que, en los últimos 3 o 4 años ha sido una de las pocas bandas que he escuchado obsesivamente. Hay algo en la manera en que Britt Daniels canta, en la forma en que las melodías se enredan obsesivamente alrededor de sus frases. Hay un correlato en el modo en que los Spoon parecen irse poniendo cada año más minimalistas, más precisos, incapaces de desperdiciar una sola nota y las letras de Britt Daniels, sus frases cortantes y enigmáticas, como dejando la mitad de la historia suspirada por un fantasma. Todo empaquetado en unas canciones que se clavan en tu piel durante meses, que parecen resumir a la perfección un sentimiento doloroso y repentino como un latigazo. Y si bien al principio me encantaban “The Underdog” con sus trompetas y “Finer Feelings” hit pop auto-abortado y hermoso, a final de año reconozco que la frase que me pone la piel de gallina de este disco es “remember, the winter gets cold in ways you always forget”.


02. Of Montreal – Hissing Fauna, Are You The Destroyer?
Si este año se publicó un disco que tenga todas las marcas de la obra maestra, que parezca ser de esos discos que van a definir un momento histórico, es “Hissing Fauna, Are You The Destroyer?”. Es una de esas obras que uno no puede evitar llamar definitivos en la carrera de un artista. Una destilación tan perfecta de las obsesiones en un momento de su carrera montadas encima de un arco emocional tan devastador que uno siente que la verdad brilla poderosa entre sus pistas. Personalmente, es un disco que entró torcido en mi año: al principio sus canciones me atraían por la manera fantástica en que Kevin Barnes expresaba su desolación a través de sintetizadores incansables, chillidos ambiguos, falsas guitarras glam. Existía una desconexión emocional entre lo que escuchaba y lo que el lp de hecho era. Ahora, al final del año, me encuentro comprendiendo que es un disco que traza un arco similar, quizás invertido, de lo que fue mi 2007 y que las letras de Barnes me afectan más que lo que sus melodías me dan ganas de bailar.


03. Von Sudenfed – Tromatic Reflexxions
Justo en el año en que la obsesión por The Fall alcanzó niveles astronómicos (mi nueva misión auto impuesta es convertir a todos mis amigos en fanáticos de la banda de M.E.S.), los guachos se dedican a sacar un álbum mediocre. No me pregunten que me pareció “Reformation Post TLC” porque no me acuerdo. Gracias a dios tenemos este disco, colaboración entre el enorme M.E.S. y Mouse On Mars. Una combinación bastante inusual, uno solo se imagina a Mark escupiendo a los alemanes, horrorizado por su falsa sofisticación y la frialdad de su música. Pero funciona de maravillas, con el mancuniano gritando y chirriando sobre las mejores bases que los MOM han creado nunca. “The Rhinohead” debe ser la canción mas demoledora del año, con sus baterías implacables y la línea de piano del principio que parece marcar el inminente colapso nervioso; “Speech Contamination”, con su mezcla de alemán e ingles, demuestra no solo que M.E.S. es una de LAS voces de nuestro tiempo, sino que es una especie de rapper de voz pastosa; y “Family Feud”, con su falso ritmo ¿latino?, confirma lo que ya todos sabíamos: “I am the great M.E.S.”.


04. Whitey – Great Shakes
Ya hablé de el hace un tiempo, pero se puede seguir. Con Dario charlabamos el otro día de lo interesante que es descubrir los temas y las preocupaciones de compositores que no se ponen al descubierto tan explícitamente como los songwriters de nombre y apellido. Ese es el placer del segundo disco de Whitey, para mí, encontrar las obsesiones de un hombre que se oculta persistentemente, detrás de un apodo, de un proyecto, de unas voces intencionadamente distorsionadas. Y descubrir que es un tratado sobre la misantropía, sobre la decepción y la neurosis. Creo que este año no escuché un disco más frustrado, un cantautor con más desprecio por si mismo y que, al mismo tiempo, utilice su frustración como un taladro, como una navaja para vengarse del mundo. (¿y lo mas apropiado? Creo que ni siquiera salió aun).


05. Future Of The Left – Curses
En el cual Andy Falkous continúa su cruzada de un solo hombre para destruir a todo aquello que le cae mal. Otro disco sobre el cual es muy, muy, difícil decir algo nuevo porque sigo la carrera de aquellos involucrados hace tiempo y ya se ganaron mi corazón. Para aquellos que gustaban de Mclusky este disco tiene todos los condimentos necesarios: guitarras que parecen motosierras, la voz inconfundible y magnífica de Falco, letras que se dedican a tirar barro y mierda sobre una multitud de sujetos. La diferencia es que hay una profundización de ciertas aristas de Mclusky, sobre todo la melódica. Un par de temas exploran otras avenidas emocionales y demuestran que tienen mas armas en su arsenal que solo la misantropía. Tiene “Manchasm”, una de las cosas mas completas y adictivas que escuche en el año. Y, además, comienza con una canción que dice “violence resolves everything” y cierra con una amable ¿balada? con base de piano y la voz de Falko cantando “I am terribly missing on fronts where I probably won't fight”. Se llama “The Contrarian” y demuestra no solo que este es uno de los grupos más brillantemente originales y cabeza dura de nuestro tiempo, sino también que incluso a los punks les llega el momento de crecer.


06. Lifetime – Lifetime
Sin lugar a dudas, el regreso del año. Lifetime es una de esas cosas que le quedan a uno de una adolescencia intentando escuchar hardcore. Aun recuerdo el día en que me pasaron esa caja enorme de cds, llena de discos de hardcore. El único que qun escucho hoy es “Jersey’s Best Dancers”. Lifetime tiene la típica sinceridad hardcore pero llevada al micronivel: nada de declaraciones políticas ampulosas, solo tontas canciones de amor que parecen sucederle a gente suspendida en algún punto de los 20 años. Tienen esa cualidad que a veces (A VECES) pareciera ser la marca del buen punk: juventud perpetua. Son tan honestos, Ari Katz canta con tanto sentimiento, que uno no puede evitar sentir que, a pesar de que ya deben tener mas de 30 años, todavía son los chicos de 18 o 20 que cantaban “let’s forget about work and listen to The Clash”, perdidos en una especie de Neverland donde el hardcore melódico era bueno, donde las bandas creaban tantos hits instantáneos como ellos y eran la banda de sonido de todos nuestros veranos.


07. Justice - +
Tengo una teoría acerca de este disco. No es muy inteligente ni muy elevada. Pero la repito de vez en cuando, porque es tan obvia que me sorprende que nadie lo haya dicho antes: Justice (y Ed Banger Records en general) demuestran que Daft Punk tenía razón con “Human After All”. ¿Que es este disco sino un refinamiento de lo que hicieron los robots hace dos años? La idea de la “banda de rock que en realidad es electrónica” que ya estaba presente en ese disco que a todo el mundo cayó tan mal. Para mí esto es una ventaja, un halago. Después de todo Justice si realiza una operación muy importante: reemplaza la decepción y cinismo de “Human After All”, la sensación de rock-producido-en-masa por verdadera y sincera felicidad. Si el cadáver del rock era eso, un cuerpo del cual reírse, en HAA, aquí lo agarran un par de patanes que a base de golpes de amplificador le han dado nueva vida. Como buen monstruo es chirriante, ruidoso e imperfecto, pero los Justice lo saben y utilizan sus extremidades descolocadas y sus tornillos herrumbrados para convertirlo en el mejor bailarín de breakdance del mundo.


08. Black Moth Super Rainbow – Dandelion Gum
Que raros son los BMSR. Una de esas bandas que te asaltan sin que lo esperes. Probablemente la revelación del año. ¿De donde salían esas canciones que sonaban, justamente, como chicle o algodón de azúcar hechos de niebla, a voces de granjeros pasadas por vocoders, a enormes pilas de alfalfa? ¿Quienes eran estos muchachos que parecían haber secuestrado a los Boards Of Canada y haberlos encerrado en un cuartito con solo discos de música bubblegum de los 50 para que escuchen? Una rápida búsqueda en internet nos dice poco: Pittsburg, Pennsylvania, graban en una granja, no pertenecen a la “escena”, no dan sus verdaderos nombres. Parecen vagos y distantes, alguna transmutación del granjero parco, patinado con una capa de pretensión musical. Su música, consecuentemente, parece proceder de una granja habitada por vacas mutantes y pequeños extraterrestres de orejas puntiagudas. Con un elfo tocando las baterías. Es algo realmente psicodélico en esta época en que lo psicodélico parece ser un barbudo con guitarra. Y eso es un verdadero descubrimiento.


09. Electric Six – I Shall Exterminate Everything Around Me That Restricts Me From Being The Master
¿Que hay mejor que rescatar a un viejo amigo de la muerte? Un poco eso es lo que me pasó con Electric Six. No es que los hubiese eliminado por completo de mi panorama mental, pero si les había perdido la pista post “Señor Smoke”. Gracias a dios que se despertó mi curiosidad por este disco. En el confirman su posición como los grandes satiristas del capitalismo salvaje y el sistema del espectáculo, aquellos que perciben que todo se esta yendo a la mierda, pero van a capear el temporal bailando como demonios. No solo su título proviene de un dibujo satírico de George Grosz, de 1923, lo que demuestra que no son los cabezas de chorlito que parecerían, sino que esta repleto de canciones que, como la mejor parodia, son doblemente punzantes por estar entregadas con una cruel sonrisa. Dick Valentine sigue siendo uno de los mejores cantantes de nuestra generación, uno de los pocos capaces de comunicar tanto desprecio y tanta arrogancia. Y en este carnaval infernal en el que tienen lugar Don Rickles, Lenny Kravitz y el gobierno de los EE.UU. parece el único hombre cuerdo que grita su verdad sobre una pila de cadáveres.


10. Panda Bear – Person Pitch
Si hay algo que siempre me molestó de los Animal Collective es la indulgencia. La capacidad que tienen para tomar una buena idea y arrastrarla por el suelo durante 8 o 9 minutos hasta que uno grita “PAREN YA CON LA PERCUSION TRIBAL, LA PUTA MADRE”. Evidentemente si hay un lado por el que Panda Bear ganó en este disco solista es por el lado de la concisión. Desde el principio al fin suena justo como lo que siempre esperamos de AC: un disco de fogón, una especie de singalong indio en el que los espíritus de los antepasados vienen a jugar. En el medio de esa jam session, cosas que parecen canciones (o que quizás solo sean el recuerdo fantasmal de una canción) aparecen, se apoderan de la voz de Panda por unos minutos y luego se disuelven en el éter. Un disco de viaje, un disco que despierta asociaciones inexplicables, un disco para todas las estaciones. Escuchándolo de nuevo hoy en lo único en lo que puedo pensar es en felicidad y porro. Y esas son todas muy buenas cosas.


11. The New Pornographers – Challengers
Matthew Perpetua lo expresó muy bien cuando salió el disco diciendo que “lo que solía gustarme de los New Pornographers era que eran esta increíble banda fiestera, pero ahora supongo que tendré que conformarme con que sean solo una banda profesional que hace excelentes canciones”. Como se refleja en esa frase este es, paradójicamente, el grower del año. Nunca se hubiese esperado eso de los New Pornographers. Pero es que están creciendo, y el título mismo parece decir algo, “Retadores”. Como si estuviesen entrando en una etapa en la que tienen que estar a la defensiva todo el tiempo, como si hubiesen recibido ya un par de golpes (¿de la prensa? ¿De la vida? ¿De la música?) que los llevaron a reflexionar por primera vez en su corta existencia. Y a pesar de todo ello, en medio de canciones que indican, con apenas frases, soledad y errores que uno comete cuando entra finalmente a la adultez, todavía pueden cantar “And here’s the mutiny I promised you / and here’s the party it turned into”.


12. Matthew Dear – Asa Breed
Matthew Dear es misterioso y minimalista. Sus canciones siempre parecen rodeadas de niebla, de extraños mensajes que nos llegan en el sueño. Es un disco que oculta su profunda tristeza debajo de una capa de sutiles beats. Un disco que tiene una sucesión tan terrible como la que va de la saltarina “Neighborhoods” a la desoladora “Deserter”. Hay pocas canciones este año que me hayan afectado tanto como esta última, será por sus sintetizadores que parecen encapsular todas las esperanzas truncadas de nuestra generación o por su letra que sintetiza, con esas frases a medio formar de Matthew, ese preciso instante de tiempo en que la soledad toma lo mejor de nosotros. Y encima el disco lleva por nombre a un personaje de Kurt Vonnegut, ¿que más se puede pedir?.


13. Art Brut – It’s A Bit Complicated.
El otro día me di cuenta que Art Brut son los Buzzcocks si hubiesen escuchado demasiado a los Buzzcocks. ¿Demasiado meta? Bueno, son la banda sonora perfecta para todos aquellos a los que nos gustaría que la vida tuviese banda sonora. Lo interesante, sin embargo, de Art Brut es la manera en que usan su obsesión con la música, sus referencias metamusicales, como una metáfora para enfrentarse a sus sentimientos y sus experiencias. De la misma manera en que los obsesivos musicales escuchamos música buscando una letra, una melodía, que se acomode a nuestro momento, los Art Brut hacen música sobre la música que los obsesiona, música que al mismo tiempo es una postal de su momento. Y todo con la sonrisa torcida de mocoso ingles en la cara, con la arrogancia de ponerle a la mitad de sus temas nombres de canciones conocidas, con esa sabiduría estúpida que te da el saberse mas inteligente que los demás. Aunque esa inteligencia solo consista en conocer mas bandas punk de los setenta.


14. Midnight Juggernauts – Dystopia
En un principio fue ese video de “Into The Galaxy” en el que tocan, oscurecidos, mientras la cámara realiza un travelling que parece no terminar nunca. Luego fue escuchar “Shadows” con su irresistible canto de “tomorrow…tomorrow…tomorrow today”. Y luego fue conseguir el disco y darme cuenta que hasta sus lados b son increíbles. De alguna manera han conseguido grabar un disco repleto de referencias al espacio, que exuda new age, pero que es increíblemente bailable y divertido. Estos tipos reconstruyeron el continuum espacial que viene desde Tangerine Dream y le dieron groove, hits, haciéndolo sonar menos como un futuro distópico que como el enorme Studio 54 en el círculo de asteroides. Y si ya son capaces de tomar una canción llamada “Road To Recovery” y cumplir con la promesa del titulo, tocándola como una verdadera oda a la reconstrucción de toda la raza humana, puntuada por enormes líneas de sintetizador (que son casi continuas en su emoción elegíaca en todo el disco) que dan ganas de levantar los puños, ya puedo comenzar a considerarlos unos genios.


15. Siobhan Donaghy – Ghosts
En el cual Siobhan reclama finalmente la corona de Reina de Hielo de las manos de sus competidoras, demostrando que es la única que aprendió algo de Robin Guthrie y Liz Fraser. Este disco es una bestia extraña, en el sentido de que es a la vez inequívocamente la producción de una ex estrella de pop, una ex Sugababe, por dios, pero el espectro emocional al que apunta no podría estar mas alejado de aquellas canciones que cantaba en sus días de gloria. No es tanto un producto de las letras, que la mayoría de las veces siguen siendo intrascendentes, sino de la producción y la voz. La producción se regodea en capas más capas de sonido que buscan reproducir la tundra ártica. Y Siobhan se esfuerza en volver su voz lo mas banshee-ca que pueda, sin en ningún momento llegar a los excesos de una Bjork. La perla en la corona es, sin dudas, la canción que da título al disco, que con sus reminiscencias orientales, sus extraños ruidos invertidos y sus letras semi suspiradas parece ser una invocación nórdica a algún espíritu de la luz y el invierno.


16. Mark Ronson – Version
Casi me olvido de este disco. Casi. Es que salió hace tanto tiempo. O al menos eso parece, este ha sido un año fructífero, propenso a la amnesia. Pero no podía dejar afuera de la lista a la perfecta confección pop de Mark Ronson. Ronson funciona acá como un ser sobrenatural capaz de insuflar vida en los muertos. ¿De que otra manera podría describirse que tome uno de los temas más chotos de Coldplay y lo transforme en una hermosa bomba soul? ¿O que vuelva a “Just” de Radiohead, con toda su idiotica angustia adolescente, algo sutil, un jazz de lounge que parece mas amargo que su versión original? ¿O a la increíble versión de “Valerie” con Amy Winehouse, una clase en sentimiento? Por momentos yo siento que Ronson se levantó una mañana, encontró un NME que venía con un compilado de bandas actuales y dijo “ESTO piensan que es pop? Vamos a pintarles la cara a todos”.


17. Les Savy Fav – Let’s Stay Friends
Este fue un año de “many happy returns”. Muchos grupos que había descubierto en los últimos 4 o 5 años, siempre a destiempo para escribir algo sobre ellos, justo se dedicaron a poner cosas en la calle en el 2007. En esta categoría entre Les Savy Fav aunque este disco, luego de la increíble piña al estomago que fue “Inches” no me convenció demasiado al principio. Parecía más de lo mismo con menos ganchos. Y si, es un poco de eso, pero hay que escucharlos tocar una canción como “Raging In The Plague Age”, anudando referencias a antiguas cortes medievales con guitarras entrecortadas, sin perder el tiempo jamás, y no sentirse un poco asombrado por una capacidad melódica que nunca abandona su abrasión ni sus intenciones de ser una banda única. Y eso sin tomar en cuenta las inflexiones new wave de canciones como “Patty Lee” y “What Would The Wolves Do”. En un año dominado por la evolución y el cambio, Les Savy Fav son muchas cosas a la vez sin dejar de ser nunca ellos mismos.


18. White Williams – Smoke
A primera escucha parece otro imitador de Marc Bolan, otro niño con dinero incapaz siquiera de robar con altura. Y no ayuda que el disco transcurra con tanta amabilidad, que parezca tan profesional, tan suave, cremoso. Pero con el paso del tiempo uno descubre que es como una persona que aprende un lenguaje muchos años después de que ha sido inventado. No lo habla exactamente igual, hay slang, hay cambios, pero la estructura es tan similar que a primera vista parece una copia exacta. Existe una liviandad con respecto a la apropiación que parece decir que para Williams el glam es solo su imagen perfecta de lo pop, la única que conoce, adaptada a su propia voz. Y el disco esta repleto de melodías de sintetizador inesperadas, de bases funk despojadas, de esa voz tan particular que parece cantar sobre las cosas mas asininas de la manera mas afectada posible. Cuanto más lo pienso creo que esto es lo que esperaba que fuese el disco de Patrick Wolf, sin todas esas insípidas baladas.


19. Vampire Weekend – Vampire Weekend
Este es un disco del 2008, en realidad. Es un disco, además, sobre el cual no pensaba escribir jamás. ¿Que podía interesarme de un grupo que era la nueva revelación indie newyorkina? ¿Cuya única “novedad” era que mezclaban sonidos amables de chicos blancos de clase alta universitaria con percusiones africanas que parecían sacadas de un álbum de Paul Simon en los 80? Y, sin embargo, sin embargo…había algo en “Oxford Comma” que la volvía irresistible, algo de la letra, la estúpida combinación de palabras que los hacía sonar demasiado inteligentes para su propio bien, pero encantadores e ingenuos en su “literacy”. Y de ahí fue zambullirse en el disco, en “A-Punk” y su inofensivo rebotar, en “The Kids Don’t Stand A Chance” y su contemplativa derrota, en “Campus” y su tan cercana historia de one night stands. En el fondo los tímidos ritmos africanos son más que nada decoración, no son los Talking Heads, pero su encanto proviene de lo mucho que saben esto. No se si será la gran banda que me acompañara hasta mis 40 años, pero por el momento este disco es perfecto para el veinteañero que soy.


20. Prinzhorn Dance School – Prinzhorn Dance School
La banda mas pretenciosa del año, sin embargo una de las mas atractivas. Producto típicamente ingles, empapado en lo que en algún momento fue el espíritu post punk, estos muchachos de Brighton parecieran estar retomando una tradición musical poco recorrida, aquella que combina minimalismo y amenaza. Si bien sus canciones pueden parecer repetitivas a primera escucha, puras baterías cavernícolas y guitarras que no se molestan en tocar más de dos acordes, la potencia de sus semi-esloganes y de su mala leche general los vuelve un prospecto seductor. Uno se los imagina en un sótano oscuro, pura paranoia, grabando con equipos miserables y creyéndose fervientemente aquello que cantan en “Eat, Sleep” de “there are monsters in the…”.


21. Caribou – Andorra
El disco que confirma todo lo bueno que esperábamos de Dan Snaith desde “Up In Flames”. Es “un disco pequeño y luminoso, que calienta nuestros corazones”. Ahora en serio, el otro gran tema de este año, me parece, fue el ocultamiento, el misterio, el descubrir mensajes que parecen hechos para uno en la música más inesperada. Bueno, me parece que Snaith perfecciona ese arte en este disco. Su voz siempre parece a punto de desvanecerse, como si en realidad solo le hiciese falta un ancla alrededor de la cual organizar su enorme arsenal de ruidos y melodías que podrían proceder simultáneamente de Aphex Twin, los Beach Boys y Neu!. Pero es evidente que hay ALGO que molesta a Snaith profundamente, que lo lleva a encerrarse en Andorra y a cubrir su insatisfacción con esa música de caramelo que solo aumenta lo espectral de su falta. No puedo evitar pensar en él como el hermano menor del disco de Panda Bear, dejado atrás y sintiéndose despreciado pero dispuesto a demostrarle al mundo que él también puede componer.


22. Girls Aloud – Tangled Up
El otro día un amigo me decía: “son tan buenos los discos que ya molestan”. Y un poco es así. No hay mucho más que decir sobre Girls Aloud que lo que ya vengo repitiendo hace tres o cuatro años. Son, sin lugar a dudas, la mejor banda pop en la actualidad. Siguen produciendo éxitos increíbles luego de que nadie de un peso por ellas, salidas como estaban de Popstars. Este disco tiene la particularidad de no contar ni con baladas ni con covers, cosa que creo lo enriquece muchísimo. Se dan el lujo de tomar prestadas inflexiones ska (“Control Of The Knife”), de componer canciones que tienen mas de rock que los intentos de miles de bandas tapa del NME (“Fling”) y de seguir siendo las mismas vampiresas comehombres sin ningún tipo de remordimiento (“Can’t Speak French”). A pesar de todo esto, si suena un poco, por primera vez en su carrera, como “business as usual”, cosa un tanto rara para una banda que nos acostumbró a deslumbrarnos con cada lanzamiento. Pero el “business as usual” de las Girls Aloud es suficiente para llenar discos enteros de grandes éxitos.

El Glorioso Idioma De Castilla Produce Hits: Discos En Castellano.

(Caveat, emptor! Algunas de estas bandas están compuestas por amigos)


Prietto Viaja Al Cosmos Con Mariano – Idem.
En el cual finalmente se entregan a los brazos de la canción, como un amante cansado de tanto correr por el monte. Y les sale tan, pero tan, bien que no entiendo como se las guardaron tanto tiempo. Prietto canta con su voz de niño malcriado, Mariano golpea los parches como siempre lo hizo, solo que ahora hay melodía y silbidos y hasta canciones capaces de dejarme en cama durante unos días.


Triángulo de Amor Bizarro – Idem
Al fin unos españoles que tienen la decencia de ser macarras, mala onda y sarcásticos. Son como unos pequeños Jesus And Mary Chain, puro ruido de guitarras y propulsión impaciente. Tienen algunas de las mejores letras del año, entre las cuales me quedo con “el mejor sitio para descansar, es la universidad”.


Astrud – Tú No Existes
Astrud es una banda que, más que nada, representa esa porción que ya no existe de mi vida. Cuando lo escuchábamos a principios de año nos sorprendían sus letras, sus agudas observaciones sobre la vida soporífera, sus contorsiones musicales inesperadas. Hoy en día creo que no podría escucharlo entero o que el proceso me dolería demasiado, sería muy parecido a remover capas tectónicas muy recientes. Pero es una de esas obras que nunca voy a poder separar de un momento preciso, de un sentimiento, aunque espero que con un poco de distancia todavía puedan musicalizar algunas circunstancias.


Diosque - I Can Cion.
Otro disco del que casi me olvido de escribir. Es que tengo una copia mala, con temas faltantes, desde mitades del año pasado y estaba convencido de que era un disco del 2006. Pero, como decía Juan en su fotolog, parece que el proceso de elaboración fue como tener una hernia de disco. Me encantan las canciones de Diosque por dos motivos: en primer lugar, porque escuchar este disco fue superar los prejuicios que tenia en su contra, la sensación de que sus canciones estaban todas incompletas y se disolvían antes de desarrollar su potencial. En segundo lugar, porque descubrí justamente que esa característica evanescente, esa manera que tiene de cantar, entre desganada y aniñada, esos estribillos que se repiten una sola vez y te dejan con ganas de más son su mayor riqueza. Diosque compone canciones minúsculas que inmediatamente se vuelven adictivas. Y ya no recuerdo cuantas veces cité, en miles de conversaciones, aquello de "a la noche con amigos aguardiente y tónica con gin".

Michael Stuar – Michael Stuar Declara La Paz Mundial
Nadie se esperaba que los Michael se salgan con este terrible disco de la manga. Claro, recuerdo cuando Agustín y Sebastián me hablaban de “Salchichón con Peluca”, su inexistente banda de nombre gracioso. Eventualmente evolucionó hacia un nombre menos gracioso, pero apoyado por unas canciones increíbles. A una banda que tiene una canción que se llama “El Sida” y que concluye su interpretación cantando “Sida, sida, sida, sida, sida” sin agotamiento no se le puede llamar otra cosa mas que genial. ¿Que otra cosa queda mas que asombrarse y emocionarse ante una canción como “La Furia del Metal”, que demora la entrada de la voz durante un minuto y medio para proferir “no seas mala persona / mira con quien andas”? Quizás la única crítica que pueda hacérseles es que es corto y el arte debería haber sido en color, pero cada vez que hablo de este disco me quedo sin aliento de tanto alabarlo.


Monoambiente – La Am En La Efeméride Rural
De alguna manera, este es EL disco del año. Desde aquellos días idénticos y calurosos en los que lo comenzaron a grabar, en sesiones que no presencie pero en las cuales desee estar, hasta hoy, en que parece un disco viejo, debo haber escuchado sus canciones 15000 veces. Es el disco que, para bien o para mal, me acompaño (nos acompaño, a varios de acá) durante este año plagado de cambios, de reajustes de personas cual rastis, de incertidumbre. Es un disco que continua con el tema del año, la evolución, ya que fue grabado en un ambiente que era un salto para adelante para los participantes, con mas instrumentos, mas equipos y mas producción. Es un disco que no puedo evitar sentir mío, en minúscula parte, porque las canciones se hicieron carne, porque los amigos que las compusieron están demasiado cerca. Es el disco que demuestra que acá hay un puñado de personas que están interesadas en producir arte que conmueva. Y no puedo esperar a que comiencen a grabar el tercero.


Bonus Track! Canciones Del Año Que No Están En Los Discos Del Año!

01. Electrelane – Tram 21
02. Dragonette – I Get Around (Midnight Juggernauts Remix)
03. Chromeo – Fancy Footwork
04. Ween – Friends: o “como hacer una canción synth pop PERFECTA”.
05. Cut Copy – Hearts On Fire: EL single del año, vibrante e histriónico, como una canción de Roxy Music perdida en el tiempo.
06. Yelle – Je Veux Te Voir: el disco no es muy bueno, pero esta canción es tan genial que dan ganas de escucharla tan fuerte como para disolverse.
07. Kylie Minogue – 2 Hearts: probablemente el disco de Kylie sea uno de esos que escuche mucho durante el verano y en febrero me arrepienta de no haberlo puesto aquí. Pero aun no lo procesé por completo, excepto esta canción, que dan ganas de enamorarse solo para poder cantar el estribillo sintiéndolo de verdad.
08. Muscles – Ice Cream: ¿como no amar a una canción que proclama que el helado va a salvar el día?.
09. Matt & Kim – It’s A Fact
10. Kate Nash – Pumpkin Soup: o “la gran canción sobre la histeria femenina que escuche este año”.
11. & 12. Dizzee Rascal – Wanna Be / Where’s Da G’s?
13. The Go! Team – The Wrath Of Marcie
14. & 15. Patrick Wolf – Accident / Emergency / The Magic Position: ay, ay, ay, Patrick, que decepción resultaste ser. ¿Que pasó con todo lo bueno que prometías a finales del año pasado? ¿Porque tuviste que arruinar tu disco con ese montón de baladas aburridas? Gracias a dios tuviste el buen tino de meter canciones como estas que demuestran que PODRÍAS ser el David Bowie del Siglo XXI si dejases de llorar sobre pájaros imbéciles.
16. The Supersonicos – Dr. Romero: de todos los revivals zombie de este año, este es el mejor.
17. & 18. Rooney – When Did Your Heart Go Missing? / Don’t Come Around Again
19. Dan Deacon – Woody Woodpecker: o “como llevar el ruido del Pajaro Loco a sus últimas consecuencias, como si fuese un taladro inmundo que penetra tu oído sin contemplación”.
20. Coin-Op – Favourite Subjects: no se si es *exactamente* de este año, pero el estribillo para cantar a los gritos (y su descripción del consumo indiscriminado de sustancias y sus consecuencias) es tan adrenalinico y cercano que da un poco de miedo.
21. No Age – My Life’s Alright Without You: tienen todo para ser una de mis bandas favoritas del año que viene, pero aún no están ahí. Sin embargo, esta canción, que entra dentro de la categoría “arrogancia y desprecio”, es hermosa en toda su distorsión.
22. The Magnificents – Dedridge Cowboys: otro disco que probablemente escuche mucho este verano y que en un principio fue una decepción. Quizás porque no tiene otro “Kids Now!” (pero, ¿cuantas canciones como “Kids Now!” puede soportar el mundo? ¿3?), aun no me convenció. A pesar de todo, no puedo obvialos completamente. Y “Dedridge Cowboys” cuenta con esa declaración de “you think you’re the only one / you’re just like everyone and anyone/ looking for a place to hide”, tan banal y universal, como todas las buenas canciones pop.
23. Wire – 23 Years Too Late: o “como Wire demuestra que pueden hacer una canción que le patea el culo a TODOS y que combina lo mejor de “Ahead” con su furia punk”.
24. Liars – Freak Out: creo que me gustan mas las expediciones al congo de Liars que su capacidad cancionera, pero este tema que habla sobre relajarse y dejar que las cosas se resuelvan solas, por pura suerte estúpida, es demasiado veraniego para no desear que todos ustedes lo tengan en sus equipos de música este enero.
25. Arcade Fire – No Cars Go: Este año se ganaron mi admiración, pero aun no del todo mi corazón. “Neon Bible” es un disco ampliamente superior a “Funeral”, pero todavía no están ahí en la obra maestra. Sin embargo, esta canción sobre escapar a un lugar donde no puedan ser corrompidos por el mundo exterior es tan perfecta que no puedo evitar quedarme sin aliento cada vez que la escucho.
26. They Might Be Giants – The Mesopotamians: hasta el día de hoy me sorprende que hayan podido hacer rimar “Sargon, Hammurabi, Ashurbanipal and Gilgamesh”.
27. Jens Lekman – The Opposite Of Hallelujah
28. Ray Davies – Morphine Song: el viejo vuelve, con un disco que no va a causar alharaca, pero que demuestra que sigue haciendo tan buenas canciones como siempre. Y esta, que describe su internación y el escuchar su corazón latiendo lentamente, es una de esas cosas hermosas que solo se pueden esperar de gente que ya ha vivido su porción de vida.
29. & 30. LCD Soundsystem – Someone Great / New York I Love You But You’re Bringing Me Down: yo se que este disco ocupa el lugar preferencial en muchas listas de final de año. Me gustó, de hecho me gustó mucho, pero no se porque reniego de ponerlo en la lista del año. Quizás por snob, quizás porque no lo escucho desde marzo entero. Pero estas dos perlas son imbatibles. Dos canciones sobre la pérdida, sobre el cambio y sobre lo que significa crecer en un mundo en el que inevitablemente eso va acompañado de dejar cosas atrás.
31. La Hermana Menor – Escala En Ezeiza: Eze ya lo explicó mejor aquí.

Bajar!:
Parte 01
Parte 02
Sorprendentemente para todos, a los 85 años y 6 años después de editar lo que todos pensábamos que iba a ser su última novela, La Reprise, el gran Alain Robbe-Grillet sacó una nueva novela. El libro en cuestión se llama Un Roman Sentimental y es una suerte de libro pornográfico en la tradición de la literatura libertina de autores como el divino Marqués. Sí, el padre del objetivismo, el nouveau roman, le chosisme o como quieran llamrlo volvió a las pistas a semejante edad para escandalizar a la opinión pública con un libro de 239 capítulos dedicado a narrar actos sexuales aberrantes con niñas. En Francia alguna gente llegó a pedir la prohibición del libro y los editores, sabiendo lo que era el libro y las reacciones que algunos pasajes podían provocar, dejaron páginas sin cortar en el libro. The Guardian escribió una reseña favorable pero el autor parece un puritano moralmente espantado en su afán de definir la novela como pornografía y Momus dice que no cree que nunca la vaya a leer pero se alegra de que Robbe-Grillet todavía no esté dispuesto a integrarse al stablishmet académico literario francés, mientras que L'Express habla de "una serie de barbaridades nauseabundas difíciles de describir, dignas de Sade o Restif de la Bretonne" y acusa a la novela "de una crueldad y una amoralidad absolutas" y Le Monde se regodea haciendo una genial enumeración de lo que la novela tiene para ofrecer:

Déflorations, tortures, écartèlements, prie-Dieu en bois sculpté, soumission au fouet de Domenica, tisonnier chauffé à blanc dans l’anus, petit corps de Marie découpé vivant en tranches par des bouchers avant d’être donnée à manger aux chiens, sodomie à tous les étages, viols, excision sans alibi rituel, crucifixions pas très catholiques, cocktail de viande fraîche, de foutre et de sang mais sans excès verbal, dans l’absolu respect de la concordance des temps, de la beauté de la syntaxe et du grand genre de la grammaire.
(no, ni sueñen con que lo traduzca, se entiende superficialmente bastante bien)
Robbe-Grillet ya había sorprendido a todos cuando en el 2001 con casi 80 años y a 20 años de su anterior novela publicó La Reprise, que fue definida como un libro con más vitalidad y juventud que todo lo que los autores jovenes franceses estaban escribiendo, pero todos dieron por sentado que ese era su último aliento literario y absolutamente nadie esperaba esto. Obviamente ahora sí están casi convencidos de que esta novela sí es la última. Ojalá se ocupe de callarlos en un futuro cercano. Y de paso que saque otra película.

lunes, 17 de diciembre de 2007

La Hermana Menor - Escala en Ezeiza

Que complicado que es hablar sobre el disco de La Hermana Menor. No solo por la situación personal de conocer a varios miembros de la banda, ni de haber escuchado los temas que lo conforman desde hace años, sino porque a su vez es un disco muy particular - un disco enorme, sobrecargado, denso, demasiado largo y que tardo demasiado tiempo es terminarse. Pero que inevitablemente es excelente, simplemente por la calidad de sus temas y su ejecución.
El mayor logro de "todos esos cables rojos" es a su vez su mejor defecto: La ejecución impecable de una multitud de estilos a veces bastante dispares, que van desde el rock clásico, pasando por el jazz más de cabaretero, el indie AOR a secas, un noise-post-punk jodido, y varios experimentos compositivos de diversa índole. Todo esto dirigido por la voz de Tussi Dematteis que hace un trabajo ejemplar en adaptarse (tanto en la ejecución como en la lírica) en cada - digamos - 'género' músical, acompañado por una banda muy eficiente que luego de años lograron un sonido bastante personal sin dejar de poder ser transparente y flexible. Entre los músicos destaca Franco, el baterista, nervioso baterista de jazz que al principio me causaba un quiebre musical - al ser el más idiosincrático de los miembros y al tocar en exceso en casi todos los temas - pero en este momento me parece que es el baterista ideal para la banda, justamente por muchas veces ir en contra de la marea. A La Hermana Menor un elemento contrastante y que choque le viene muy bien.
¿Porque digo que esta ejecución tan impecable le juega de arma de doble filo? Por dos cosas: Primero, la forma en que esta todo tocado y compuesto, puede dejar en algunos temas un dejo un poco frío, y demasiado calculado. Lo cual en algunos temas funciona ("La casa de margarita" no puede ser de otra forma de la que es en el disco) pero en otros queda una sensación ligeramente forzada.
La otra razón es que, entre todos los estilos musicales que se abarcan en el álbum, simplemente hay unos que salen mejor que otros, y - por lo menos a mi - el lado mas noise-rocker-mugriento es el que me parece más que va contra la marea y que no funciona tan bien, o al menos no en contraste con otros temas (el jazz-lounge de cirugía fantasma, que es un género quizás distante, es perfecta).
O quizás yo no este tan interesado en esa música, pero me da de a ratos la sensación de un escape del terreno conocido que tan bien hicieron en el 'ex' , su anterior disco, así como en otros demos anteriores, por una búsqueda que aunque fructifera no se si siempre es tan necesaria.
Pero en fin, que en si el disco, con sus 16 temas y casi 70 minutos de duración, es todo un evento en el rock nacional y tiene sin duda un puñado de los mejores temas de este año. He dicho.

Elegi para postear "Escala en Ezeiza", el tema que cierra el disco y el más distinto de todos ellos. Mientras que practicamente el resto del disco LHM estan en 'formato banda' (o sea, participan casi todos los músicos) este es un tema acústico, solo con acústica y unos muy inspirados arreglos de piano y órgano. Junto con esa austeridad musical esta acompañada una letra que tambien sorprende en su simpleza y proyección, y tiene una de las mejores intros para una letra que yo recuerde:

La monja kowalski tiene treintidos dientes blancos
yo estoy seguro, porque no para de hablar
y una y otra vez me pide que la disculpe
pero que siempre se pone muy nerviosa
al despegar
yo también

Los Aeropuertos (y terminales de omnibus, puertos) son de esos lugares hipnotizantes siempre cargados de una energía densísima y de lentas esperas - al menos yo me he quedado perdido en pensamientos casi siempre que voy aunque sea para saludar a algun conocido lejano. Todo esto es el escenario para una pequeña historia de amor entre las dos costas, el tipo de cercanía más amable y que más me gusta entre Montevideo y Buenos Aires. Desde aquí conozco muchas relaciones de pareja surgieron de esta forma, relaciones la mayoría de las veces muy, muy difíciles de mantener, dificultad que se contrasta con encontrarse con la otra persona, en otro país, convirtiendo cada encuentro en un pequeño oasis donde todo esta bien. Hasta que se tiene que volver.
Todo esto esta condensada en la sencilla y directa letra de este tema, perfecto para escuchar en circunstancias similares, o en este periodo del año, que siempre invita a pensar sobre el porvenir, de forma casi obligatoria.
Y así un poco me despido por este año del blog (no creo que haya otro post largo en estas semanas, quizas algun link). Salut!