martes, 30 de octubre de 2012

Jazz n' Oval

Hace unos cuantos meses fui a ver el show de Oval, como parte del Soco Festival (un ciclo donde traen músicos electrónicos de vanguardia a este humilde y pequeño país).  Oval era un proyecto en los 90s que fue pionero en utilizar los errores digitales para crear música, utilizando cds rotos y rayados y sus ritmos semi-aleatorios para crear climas y texturas interesantes. La verdad que no sabía nada de qué había sido de este projecto (mientras escribo esto descubro que originalmente era un grupo de artistas y que luego uno de ellos - Markus Popp - se hizo medio cargo de todo). Aparentemente luego de muchos años de silencio, en el 2010 volvió a sacar discos, con un formato un poco más “pop” (para el estilo), melódico y estructurado. Ta, la cuestión es que fuí a ver que tal y esto es lo que ocurrió.



La puesta en escena de Oval era la esperada: Un pibe atrás de una computadora, poniendo caras graciosas, y tocando un par de controladores y botones que tenía en una mesa. A diferencia de otros artistas electrónicos que podrían estar perfectamente leyendo Reddit en el medio del show, él estaba realmente MUY concentrado y tenía bastante control sobre lo que pasaba sonoramente. Me estaba gustando mucho, y luego de escuchar varios temas logré algo así como “entender” que pasaba detrás de esa computadora: Había varios “instrumentos” - o “canales” -, cada uno con sus sonidos, y con algunos algoritmos que hacía que sonaran y se secuenciaran con ciertas armonías muy raras (pero que estaban muy controladas y eran medio parecidas) y ritmos también muy aleatorios que siempre lograban ser musicales. Había algo así como una batería de jazz sampleada que aparecía en muchos de los temas, tocada por algún tipo de robot humanoide epiléptico, así como unos sonidos como de cuerdas de acero o nylon procesadas que también eran un motivo bastante usado, más un montón de pads, ruidos, “errores”, todo se mezclaba y combinaban, de una forma agradable y siempre interesante. Hasta ahí, todo re bien. Al lado de la mesa había una jirafa con un micrófono solitario, y me daba curiosidad que iba a pasar con él durante el show.

ENTONCES se subió una muchacha. Agarró el micrófono e hizo una introducción, que era uruguaya, que conoció a Markus en Bahía y que habían hecho algunos temas juntos, cuya base electrónica era de Markus y la letra y música de ella.

Ok: Ante esta situación de combinación entre un músico experimental y una cantante, yo me imaginaba que podían pasar 3 cosas:
1) la cantante hacía una cosa rarísima con la voz, experimental al mismo nivel que la música de Oval, y funciona bien.
2) la cantante era más pop o melódica normal, y Oval se adaptaba a eso armando una música un poco más ‘convencional’, con una rítmica más tradicional y progresiones de acordes (a lo que hace la también alemana Barbara Morgenstern, por ejemplo). 
3) Oval seguía haciendo la música de siempre y la cantante esta metía algo nada que ver y era todo horrible. 

Bueno ¿Adivinen que es lo que pasó? ¿La opción 1?.. ¿La opción 2?.. o quizás.. ¡Siiiiii! El horror, el horror.
Musicalmente fue de los mash-ups más absurdos que escuché. Como si en el medio de una canción del Pet Sounds entrara un solo de Yngwie Malmsteem. Como si en el final de un tema de Low aparecería una cuerda de tambores.  El Markus tiró unas bases que eran básicamente iguales a lo que estaba haciendo antes, mientras la señorita en cuestión cantaba en plan soul / jazz vocal. La combinación era muy literal: agarren a alguien cantando jazz y ponganla encima un tema de Oval, y ESE era el resultado. No digo que la vocalista sea particularmente mala, pero la combinación claramente NO FUNCIONABA, ESTABA MAL, y yo me preguntaba ¿Por qué? ¿Qué necesidad? ¿Sí sos supuestamente un músico salado y conocedor no deberías estar dandote cuenta que lo que estás haciendo es una caca abominable? ¿O en el fondo es porque siempre fuiste un nabo? EXPLICAME, POR FAVOR.

En fin, luego se fue la muchacha, y Oval siguió tocando unos temas más, lo cual estuvo mejor pero ya no era lo mismo. Además , el show se hizo largo, y se le empezó a acabar la bolsa de trucos, volviéndose predecible y repetitivo. Saliendo del concierto, los comentarios de amigos y conocidos eran unánimes: Todo bien, pero esa parte del medio fue un desastre. El show fue una muestra empírica de que menos es más, y que agregar un elemento a un Todo ya formado puede arruinarlo por completo.

Aunque quien sabe, quizás estoy equivocado, y nos enfrentamos a algo nuevo, vanguardista, donde se intenta romper todas las barreras estéticas y culturales para crear un nuevo concepto de música experimental... nah, la verdad que no, fue una cagada.

1 comentario:

Carlos dijo...

"Como si en el final de un tema de Low aparecería una cuerda de tambores."

JAAAAAAAAAAAA...