lunes, 24 de enero de 2011
Recomendación
viernes, 21 de enero de 2011
de criollismo, pt. 1: sueños de opio
A diferencia de países como Colombia o Brasil, donde aún es posible reconocer en el ADN de música popular contemporánea la influencia del vallenato o de la samba, o de los EEUU, donde la música country tiene un considerable éxito de ventas, o de lo que pueda pasar en países de lo que poco o nada llegamos saber (Etiopía, por ejemplo), en el Perú la música que durante gran parte del siglo XX se identificó con lo nacional, la música criolla, nombre original si es que los hay, está muerta de toda mortandad.
Cada 31 de octubre, fecha en la que se celebra, o se debería celebrar, Halloween lo ocupa todo, vemos reaparecer, como zombies o fantasmas, a sus estrellas ya olvidadas reclamando un poco del antiguo lustre que perdieron hace mucho. Políticos y periodistas se rasgan las vestiduras lamentando el desinterés de una juventud que se identifica más con modas extranjeras que con las tradiciones de su pueblo, mientras que la juventud entera hace caso omiso a lo que debería hacerse, y hace lo que quiere.
Motivos para que esto haya sucedido hay muchos. El principal es, creo, los cambios sociales que vivió Lima a partir de la segunda mitad del siglo. La migración masiva no solo ha cambiado el rostro de la capital, ha hecho lo propio con sus gustos, y es posible ver ahora conciertos multitudinarios de cantantes de huayno, mientras que derivados de la cumbia amazónica y norteña dominan el FM.
No se trata, sin embargo, de una ausencia de talento. Cantantes tenemos, y superlativos. Pero si tu repertorio está compuesto de canciones escritas hace más de 30 años, hay pocas posibilidades de conectarte con personas que han crecido entre las bombas y viven en las redes.
(Y, como pasa casi siempre, todas mis teorías y mis teoremas se deshacen sobre sí mismos al chocar con la realidad de las cosas: escucho a Oscar Avilés, tan vital, tan real, como si la esquina y el callejón aún fueran lugares de creación y de vida, y escucho a Susana Baca, tan elegantemente triste, capaz de iluminar el mundo con su negrura, y me digo que los culpables no son ellos, como siempre los culpables somos nosotros que jamás entendimos ni entenderemos nada. Pero a algo iba, y ahí voy.)
Y a lo que iba, y a lo que voy, es que, a pesar del paulatino abandono de la percepción de importancia del Autor, del creador individual, frente a una obra, abandono que se ve perfectamente ilustrado hoy en día por las acciones colectivas de Annonymous, o en la Wikipedia, es solamente la aparición de estos Autores la que permite, la que origina, evoluciones en la cultura.
Felipe Pinglo Alva es uno de ellos. En el momento en el que aparece, el recambio generacional en la música criolla se hacía necesario. Descendiente de valses vieneses, mazurcas polacas y jotas españolas cholificados, es recién a principios del siglo XX que esta música se consolida como una entidad independiente y reconocible como tal, articulada en torno a manifestaciones populares, y a algunos compositores y grupos (Montes y Manrique, Karamanduka, Pedro Manrique), conocidos luego como la Guardia Vieja.
Para la década de 1920, ya la temática y la estructura de las canciones había empezado a anquilosarse, a tornarse repetitiva y previsible. La popularidad de tangos y boleros, traídos con el cine, amenazaba también con sofocar al criollismo. La obra de Pinglo, compleja y multifascética, fue la inyección de vida que necesitaba la música criolla.
Inyección de vida que comienza como muchas: ignorando por completo lo que manda la tradición, y haciendo precisamente lo contrario. Utilizando como base aquellos ritmos extranjeros (no solo el bolero y el tango, también el fox-trot, el one-step y el jazz) que muchos criollos tradicionales ignoraban o despreciaban, Pinglo introduce innovaciones rítmicas y armónicas que definieron su década, y las que vinieron.
Pero es en la temática de sus canciones en donde Pinglo modifica de manera sustancial el vals peruano. Además del amor no correspondido, tema criollo por excelencia, sus canciones hablan de su tiempo: la migración a Lima, la industrialización, la polarización de las clases sociales, la modernidad, la droga, el tiempo. Todo esto filtrado por una sensibilidad mayor, capaz de encontrar los detalles precisos que vuelven una escena memorable.
El Plebeyo, por ejemplo, comienza con una descripción del anochecer en una ciudad que empieza a modernizarse (“la luz artificial, con débil proyección, propicia la penumbra que esconde en su sombra venganza y traición”), para contar luego el drama de Luis Enrique, enamorado de una mujer de clase más alta. Drama que pasaríamos por alto si la melodía que lo encarna no fuera tan hermosa y compleja.
Es exactamente en esta capacidad de hermanar melodía y letra en la que radica la genialidad de Pinglo. El coro de Porfiria es una obra maestra de la mala leche, la canción perfecta de despecho y victoria del abandonado. Es imposible no sentir esa alegría contenida que suelta el cantante cuando le dice, a quien quiso y ya no quiere, que “todititito lo has perdido, por ambiciosa y necia”.
Y luego está la que es para mí la canción que mejor ejemplifica lo sintonizado que estaba Felipe Pinglo Alva con el espíritu de su época: Palabras Esdrújulas. Lo que es aparentemente un vals común y corriente se convierte en una exploración del lenguaje y sus posibilidades sonoras, muy en línea de lo que hacían entonces Vallejo, Adán, Oquendo de Amat. Palabras esdrújulas es, aunque tal vez ahora suena a oxímoron, un vals vanguardista
lunes, 3 de enero de 2011
Youtube saved the video star
En algún momento de este año Lady Gaga alcanzó los mil millones de reproducciones entre sus varios videos convirtiéndose en la artista más vista en internet hasta el momento, un mérito que ahora parece enorme y hace un par de años no existía. Al mismo tiempo que pasaba eso Disturbed, sí, esos, los que tocaban nü-metal, los de “Get Down with the Sickness”, que seguro que pensaban que ya no existían, metían su disco nuevo en el primer puesto de Billboard sin que su popularidad y su lugar en el foco público se acercaran ni a kilómetros de los de Gaga en este momento, dejando muy en claro que es hora de cuestionar la función de los charts y cuan urgentemente necesitan una modernización. En el estado de las cosas después post-internet-mp3-p2p las ventas de discos funcionan apenas como un dato de la industria en vez de como un verdadero índice de popularidad como supo ser en otra época.
Ahora piensen en la última vez que vieron un video en MTV. En la última década el canal que inventó los canales de música se convirtió gradualmente en un canal de realities mal actuados para adolescentes y ese cambio terminó y fue reconocido por la cadena misma este año cuando sacó la tagline “Music Television” de su logo después de tenerla ahí por casi 30 años. Cualquier joven que vea MTV por primera vez en esta época no tiene ninguna razón para asociar a la cadena con videoclips.
Lo importante acá no es la capitulación de las cadenas de videos, que no las vamos a extrañar, si no el efecto sobre las bandas y sus videoclips. Por mucho tiempo las bandas poco masivas le dieron poca importancia a los videos porque sabían que no tenían lugar en la rotación de los canales entre artistas exitosos y artistas manijeados por su discográfica, pero con los servicios de video la tiranía de la rotación y los programadores se terminó. Ya nadie mira lo que hay sino que busca lo que quiere y las bandas se dan cuenta de que un video que llame la atención puede serles útil. También se dieron cuenta que podían hacer lo que quisieran porque no necesitaban tener en cuenta los límites de tiempo de la televisión ni los límites de contenido aceptable. Y así es como la tendencia de los videos en el último año fueron los videos largos, muy largos, más largos que la canción y los videos con contenido intelevisable, desnudos, violencia, sexo o simplemente rareza y asquerosidad general.
Esta moda no solo se extendió entre artista menores. Lady Gaga consiguió esa cantidad de vistas porque apostó a videos gigantescos con una estética peculiar y llamativa, fuerte y un poco ridícula, que duran hasta el doble que la canción; todos los cortes del Embryonic de Flaming Lips tienen videos rarísimos con desnudos, violencia, monos y tortura; y el que se más al carajo se fue (poco sorprendentemente) fue Kanye West que hizo para el single “Runaway” un video de 35 minutos. Eso ya ni siquiera es un video, es un corto cinematográfico que incluye la canción.
Hubo un momento en el que Youtube estaba apenas empezando y la etapa "music television" de MTV estaba terminando en la que no miraba videos y me arriesgo a decir que era algo general, ya no nos interesaban los videos. Tal vez incluso nos atrevimos a pronosticar que los videoclips ya no tenían sentido e iban a desaparecer porque nosotros, tan apocalípticos y adelantados, no mirábamos televisión y bajábamos todo tipo de cosas que jamás íbamos a ver en los canales de música y ni nosotros ni las bandas necesitaban los videos. Como siempre nos apuramos en hacer lecturas de cosas que realmente no estaban pasando, wishful thinking, y ahora nos encontramos con que internet no mató al videoclip sino que lo salvó.
Ahora, algunos ejemplos ilustrativos:
Bonus Track: algunos ejemplos más que no puse porque ya eran muchos embeds o porque eran menos interesantes los videos o porque no me gustan los temas.
MIA-"Born Free" || The Klaxons-"Twin Flames" || Die Antwoord-"Evil Boy" || Devendra Banhart-"Foolin" || El guincho-"Bombay" || Astrud-"La música de las supercuerdas" || Ariel Pink's Haunted Graffiti-"Round and Round" || The Flaming Lips-"Watching the Planets"/"The Sparrow Looks Up At The Machine" || Former Ghosts-"Taurean Nature"/"Hold On"/"Flowers" || Hot Chip-"I Feel Better"