viernes, 18 de diciembre de 2009

Modernistas 07: Geoff Manaugh.



La historia de esta falsa entrevista es larga pero no particularmente complicada: hará cosa de un año y medio, le mandé un pedido de entrevista a Geoff Manaugh, el autor del magnífico BLDG Blog, pedido que obtuvo una respuesta afirmativa. Acto seguido, procedí a enviarle las preguntas y a esperar. La cosa es que la espera se volvió larga, muy larga, puntuada por el ocasional mail en el que me aseguraba que las respuestas iban a llegar y que lo perdone por la tardanza. El último de estos mails es de enero de este año, momento luego del cual se cortó toda comunicación.

Obviamente, este hecho no me molestó ni enojó. Cualquiera que lee el blog de Manaugh se da cuenta fácilmente que el tipo está en todos lados, que tiene una agenda completísima, que siempre hay un artículo por escribir y una conferencia por atender. Sinceramente, me parecía genial que hubiese aceptado graciosamente prestarse para una entrevista en un ignoto blog latinoamericano.

Sin embargo, con el tiempo, en esas noches tardías en que no me puedo dormir y pienso en cosas para escribir aquí, se me ocurrió: ¿Y por qué no completo la entrevista yo mismo, utilizando la moderna ciencia de la búsqueda en Internet para rellenar las respuestas con fragmentos de posts de su blog? Un Geoff Manaugh de hipertexto, reconstruido a partir de los fragmentos de memoria que depositó en la red.

Así que eso hice. La entrevista esta compuesta de porciones de posts y de respuestas en otras entrevistas. Algunas preguntas fueron alteradas y algunas respuestas son bien tangenciales, como si estuviesemos jugando asociación libre. Pero me gusta más así.

Es una edición de Modernistas bizarra y de contrabando, algo que, creo, le caería bien a Geoff. Quedó larguísima, pero léanla que vale, mucho, la pena y que las ideas son tan entusiasmantes que uno se olvida de la longitud. Espero que lo disfruten.

¿Cómo definirías a BLDG Blog y porque lo iniciaste?

Estaba leyendo Super Cannes, escribiendo mi primera novela, recuperándome de cirugía abdominal y auditando un curso universitario sobre Archigram, el grupo británico de arquitectura futurista pop de los 1960’s; esas cosas se unieron de algún modo y un día, por un capricho, inicié BLDG Blog. Ahora trabajo en el casi constantemente. Han pasado dos años.

BLDG Blog evolucionó y se definió bastante bien, con un grupo de lectores pequeño pero creciente, y tenía una voz, un tempo, una energía, una sensación. Ya no era solamente un “blog de arquitectura”; tenía su propia dirección y orientación y bordeaba la ciencia ficción. Historias cortas en la forma de teoría arquitectónica. Ideas para guiones. En ese sentido, BLDG Blog se volvió más literario, mediante lo cual no quiero alabar mis habilidades de escritura, solo decir que se volvió su propio género: crítica arquitectónica como una especie de forma literaria. Algo en el medio de la ciencia ficción, una colección de historias cortas, una novela de Don Delillo y un catálogo técnico para un mundo que nunca existió.

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¿Como ves la interacción entre el ambiente creado por el hombre y el ambiente natural? ¿Pensás que podría haber un balance o es que la civilización está evolucionando rápidamente hacia un futuro en que cada aspecto de nuestros alrededores será manufacturado?

Brevemente, esto me recuerda un dato increíble que leí en la London Review Of Books. Stefan Buczacki, el autor de Garden Natural History, ha “calculado que los jardines privados [en Inglaterra] ocupan un área de aproximadamente el tamaño de Somerset, y que juegan un papel importante en el mantenimiento de muchas especies”.

Esto quiere decir: un área de Inglaterra del tamaño de Somerset es, realmente, un tipo de trasplante biológico: un microclima deliberadamente cultivado, o un sitio de prueba genético, con sus propios efectos, todavía por determinar, tanto en las plantas y los animales nativos como en el clima británico.

¿En qué momento, entonces, los paisajes cultivados y mantenidos privadamente se naturalizan como el terreno de una región, o como parte la biosfera de esa región?

Es un ecosistema sucedáneo, o prostético – una especie de injerto de piel- que se enmascara como la cosa que ha reemplazado.

(…)

Para usar una analogía absurda, si la banda Napalm Death ahora no tiene conexiones con la banda original – porque todos sus miembros originales la abandonaron – (…) ¿es posible que, en mil años, o en cinco mil años – o incluso en cincuenta- “Inglaterra” pronto sea Inglaterra sólo en nombre, habiendo sido lentamente reemplazada, pieza por pieza (…) hasta que el paisaje británico ha sido completamente creado por el hombre y es imposible localizar incluso un trazo de vegetación nativa?

Y, finalmente, ¿qué significa que la tierra misma pueda entrar en una cadena de sustituciones – una economía entera de falsificaciones y sustituciones, que se refieren, mediante la simulación, a un original perdido – solo para producir algo completamente alien como resultado?

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(…) Me produce una creciente curiosidad cual sería la reacción del mundo si descubriésemos un día que los Andes (…) en realidad han sido construidos por el hombre.

Estas en un equipo que hace caminos, destruyendo las montañas afuera de Quito, metido profundamente en la compresión y tensión de viejas capas de roca, con estratigrafías incomprensibles que se arquean con golpes y se hunden alrededor tuyo… Cuando raspas algo de roca y encontrás un número de serie.

Las montañas fueron fabricadas.

Incluso hay un número al que podes llamar si tenés quejas.

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La idea de una isla completamente hecha por humanos pareciera encontrarse en algún lugar entre James Bond y la mitología griega. Siempre quise escribir un cuento sobre una isla rica en minerales donde un hombre similar al Kurtz de Conrad establece una operación minera; toda la arquitectura y la ingeniería estructural, al extraer la riqueza mineral de esta nueva y pequeña isla, - los andamios, las bóvedas, las plataformas, los caminos - terminan siendo construidos de la isla misma. Eventualmente, la isla entera desaparece bajo la línea del mar - excavada hasta la inexistencia – y sin embargo todavía existe allí una pequeña ciudad de plataformas mineras, cubiertas de ingeniería, cuartos de control y pasillos voladizos, construida a partir de la isla que ahora reemplaza.

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Últimamente ha habido una proliferación de espacios artificiales dedicados enteramente al turismo y el entretenimiento. Dubai pareciera ser la cima de esa tendencia, una ciudad manufacturada para servir como el lugar de juegos para el gran capital. ¿Crees que estos espacios ofrecen nuevas posibilidades urbanísticas o deberíamos despreciarlos como los espacios estériles que son?

Una analogía interesante se nos presenta aquí a partir de la historia del diseño de videojuegos. En su panfleto del 2001 llamado Utopian Entrepreneur, publicado por el MIT, la autora Brenda Laurel describe lo que ella llama un tiempo “feo” de la carrera corporativa en la super firma de videojuegos Atari. En 1984 las ventas, reputación y calidad de los juegos de Atari comenzaron a desplomarse. “Así comenzó la gran oscuridad de los videojuegos de 1984 que duró casi hasta el final de la década”, escribe. ¿Pero qué sucedió realmente - y como se relaciona con el diseño urbano?

“La corporación Atari le prestaba muy poca atención al diseño para los juegos de computadora,” diagnostica Laurel. Después de todo, “nadie excepto unos cuantos programadores aislados que de hecho armaban los juegos estaban prestándole atención a los requerimientos para buena interactividad, patrones de juego o principios de diseño.” En otras palabras, juegos y mundos enteros estaban siendo producidos de cero, sin ningún tipo de comprensión acerca de lo que podría hacerlos funcionar.



Siguiendo la lógica de éste ejemplo, es fácil ver a Dubai – o incluso a Tucson, Arizona – como un videojuego fallado en el desierto, irónicamente poco diseñado y súper promovido. Se podría decir aún que hemos perfeccionado el arte de la anti-ciudad – que hemos construido de todo menos ambientes urbanos humanos. Dubai, por ejemplo, es famosa por su dificultad para ser navegada a pie, requiriendo un viaje en auto de diez minutos a través de autopistas de seis carriles, con frecuentemente letales giros en U, simplemente para llegar al hotel que está al frente. La ciudad tiene un total de 11 puentes peatonales – y 25 por ciento de las grúas del mundo. La facilidad para los peatones no es de ninguna manera el único medidor de “buena interactividad, patrones de juego o principios de diseño” en una metrópolis futura, pero sin embargo vale la pena resaltar la disyuntiva entre la ciudad como una densa y medio autística colección de edificios y la ciudad como un ambiente fácil de usar.

Excepto que, como destaca memorablemente Mike Davis en su libro Planet of Slums, las “ciudades del futuro, más que estar construidas de vidrio y acero como lo visionaron generaciones anteriores de urbanistas, se construyen, en cambio, de ladrillo rudimentario, paja, plástico reciclado, bloques de cemento y piezas de madera. En vez de ser ciudades de luz que ascienden hacia los cielos, mucho del mundo urbano del siglo XXI se amontona en la miseria, rodeados de polución, excremento y decadencia.” Esto es la “urbanización pirata”, escribe, y consiste de anti-ciudades anárquicas en los bordes de la “ciber-modernidad.” (…) Estos son los paisajes a los que nos referimos cuando decimos que la humanidad se ha convertido en una especie urbana.

Estas no son ciudades en un sentido de infraestructura o legislativo; son, en realidad, densas colecciones de edificios. En contraste con el fracaso desértico parecido a Atari de Dubai, con su combinación de planes de negocios demasiado pensados y su absoluta falta de contenido, estas súper villas comprimen demasiado contenido en un espacio radicalmente comprimido.

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Los Ángeles es el apocalipsis: es vos y un montón de estacionamientos. Nadie te va a salvar; nadie se preocupa por vos. Es la única ciudad que conozco donde esa es la premisa explícita al vivir ahí – ese es el trato cuando te mudas a LA.

La ciudad, irónicamente, es emocionalmente honesta.

Literalmente, a nadie le importa, esa es la respuesta. A nadie le importa. Estas solo en el mundo.

LA es explícita sobre eso.

Si no podes lidiar con un paisaje enorme hecho enteramente de concreto, intercalado con negocios abiertos las 24 horas cargados de medicamentos que no necesitas, entonces no te mudes ahí.

Es vos y un montón de estacionamientos.

Los Angeles es donde confrontas el hecho objetivo de que no significas nada; el desierto, el océano, las placas tectónicas, los cielos despejados, el sol mismo, la Hollywood Walk Of Fame– inclusive los estacionamientos: todo ahí de alguna manera te precede, incluso los nuevos sitios de construcción, y es más grande que vos y más abstracto que vos e indiferente a vos. No importas. Sos libre.

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También hay espacios que se reproducen casi idénticamente en todos los lugares del mundo. Ya sea como un producto de la comercialización (McDonalds, Starbucks) o como una homogeneización de la manera en que se construyen las casas y como las decoramos. ¿Crees que se está dando una uniformidad del ambiente urbano?

De acuerdo a una historia reciente en el Observer, Philip Morris, la marca de Marlboro, ha estado rediseñando los interiores de los pubs británicos para volverlos publicidades subliminales y tridimensionales. (…)

A medida que el diseño interior – la arquitectura misma – se vuelve presa en la búsqueda de formas de marketing de guerrilla, esperemos que no se crucen nuestras señales: en lugar de fumar Marlboros, comenzás a tomar un vaso tras otro de Coca Cola incontrolablemente… O en lugar de comprar un nuevo traje de Burberry, súbitamente, inexplicablemente, urgentemente, querés un nuevo par de pañales para adultos Depend… en lugar de comprar condones Trojan compras Tofurky…

El capitalismo avanzado se disuelve en una niebla de compras equivocadas.

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“Arquitectura” para la mayoría de los norteamericanos, significa Home Depot – No Mies van der Rohe.

Para ponerlo simplemente, si los usuarios diarios de la arquitectura no se dan cuenta de que Home Depot, Best Buy, WalMart, inclusive Tesco, Sainsbury’s, y Waitrose, pueden ser criticados – si la gente no se da cuenta de que incluso los suburbios y los shoppings y los estacionamientos pueden ser criticados – entonces terminas con la situación arquitectónica que tenemos hoy: amueblamientos para la casa de baja calidad, mal situados, diseñados ilógicamente y llenos de cantidades incómodas de espacio excesivo para el armario.

Y nadie dice nada.

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¿Y que pensás de la arquitectura monumental y moderna, con sus edificios que tienen completo desprecio por lo que los rodea, su tendencia a volverse referencias en sus ciudades al coste de una arquitectura sustentable?

Diría que la aplastante mayoría de los edificios que se ven grandiosos en los blogs de arquitectura, o en las pantallas de la computadora en una oficina, luego se construyen en materiales que envejecen tan terriblemente que, en una década, las estructuras mismas que tenían que verse como el mañana se ven como tristes recuerdos del ayer. Edificios que se supone que son de avanzada cuando son construidos se ven como antigüedades llenas de moho en cinco años – ¡no hablemos de 10000!

Parte de esto es, creo, un problema mucho más grande en la arquitectura de hoy, que es que los arquitectos construyen con demasiada frecuencia lo que es apropiado para ellos, en el contexto de su propio desarrollo intelectual y sus carreras en la construcción, y no en el contexto de lo que podría realmente ser mejor para un lugar, o una ciudad, o una civilización. Lo que significa que tú y yo terminamos viviendo adentro de la evidencia de los arquitectos resolviendo algo para ellos mismos. Y para el momento en que sus edificios están completamente manchados de lluvia, y la pintura ha comenzado a descascararse, ellos ya están en otra cosa. Nosotros nos quedamos enganchados lidiando con las sobras, pagando sumas de mantenimiento exorbitantes en el sueño de otra persona.

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¿Qué opinas de la psico-geografia?

Hay un libro en particular que he leído ocho veces hasta ahora. (…)

Por supuesto, me di cuenta, ese es el motivo por el cual alguna gente lee la Biblia una y otra vez, o incluso el Corán: es menos una forma de adoración, o un signo de necesidad espiritual, que una manera literaria de marcar tu altura en el mismo viejo umbral de una puerta y fijarte cuan alto estas ahora. Estas, para decirlo de otro modo, siendo medido.

¿Pero por qué tendríamos que hacer este tipo de cosas sólo al leer libros?

¿Por qué no nos medimos a nosotros mismos, y nuestro movimiento en la vida, a través de una pieza de arquitectura?

La idea aquí es que elegirías un edificio en alguna parte del mundo, algo fuera de tu esfera normal de experiencia, y lo visitarías cada una determinada cantidad de años. Estuviste ahí cuando eras niño – o cuando eras adolescente o cuando fuiste un hombre o una mujer joven – y estabas aterrorizado por las escaleras de mármol sin iluminación… pero esa vista desde el tercer piso es sencillamente asombrosa. (…)

Te apareces; has dejado todo el día libre, como si fueses a ver una película muy larga. O a correr una maratón. Entonces procedes a andar por los ascensores y las escaleras. Te sentás en ciertas ventanas. Te parás en una esquina simplemente mirando alrededor. Entrás en habitaciones que alguna vez conociste.

Quizás es un viejo hotel o hostel en el cual te quedaste; quizás es un pueblo entero, o un hospital en el cual básicamente viviste porque alguien de tu familia estaba enfermo. Quizás es la casa de tu mejor amigo. No importa.

Bebes un poco de café, o cruzas tus brazos, o caminas para adelante y para atrás durante una hora, prestándole atención a cosas que no habrías notado si no hubieses vuelto.

Tomas notas, las comparas con la última vez. Quizás es una estación de tren en Nueva York. Quizás es un aeropuerto. Quizás es un viejo jardín en las afueras de la ciudad que nadie visita. Cada vez que estas ahí, sos diferente.

Cuando eras niño lo amabas porque te hacía sentir perdido; ahora lo odias porque te hace sentir claustrofóbico.

Volvés en diez años, y ese paisaje de rutas y perímetros es exactamente lo que necesitas de nuevo: es caro y confuso y ni siquiera está bien diseñado – pero es una prueba muy necesaria de que siempre podés desaparecer. Te quedas por horas.

O quizás es un camino en los bosques en algún lado, o el Rastro de los Apalaches, o una catedral ruinosa. Un barrio entero de una ciudad.

(…)

Es como tomar un examen de nuevo cada unos tantos años – solo que el examen es una pieza de arquitectura y las preguntas cambian cada vez que las respondes.

En cualquier caso, ¿hay una arquitectura de la auto-medida? ¿Hay alguna manera de marcar nuestro tiempo a lo largo de nuestra vida mediante los edificios? ¿Es eso lo que los peregrinajes religiosos han sido siempre? ¿Y es eso lo que los críticos de arquitectura siempre deberían hacer?

¿O acaso no es nada más que nostalgia que distrae?

(…)

¿O será esta re-experiencia regular de ciertos edificios una forma de maratón intelectual o emocional para las personas que retornan a experimentarlos? Se miden a sí mismos a través de la experiencia del espacio construido.

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Lo que me interesa aquí no es el dato obvio de que el mal tráfico puede causar que los temperamentos se enciendan, pero la idea de que la gente podría desarrollar condiciones psiquiátricas históricamente únicas debido a un trabajo de infraestructura pública en construcción en algún lado de su ciudad.

Un nuevo túnel, por ejemplo, se está cavando en Manhattan y New Jersery, y los ánimos en la ciudad comienzan a cambiar. Los psiquiatras notan un extraño aumento en pacientes; la gente llega con quejas de pesadillas en las que viven una reunión forzada, estando en el mismo cuarto con un pariente molesto que creían que habían dejado atrás hace mucho. Los dueños de casas despiertan a las 3 de la mañana cada noche, convencidos de que alguien está intentando entrar a su sótano. Toda la isla está inquieta.

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¿Crees que las ciudades son el último ambiente para los seres humanos, nuestro ecosistema por default?

La pregunta, entonces, en este contexto es: ¿es posible inventar – crear- una ciudad que no sea simplemente una colección de edificios? ¿Es posible crear una ciudad genuina de la nada – o solo podemos construir grandes congregaciones de arquitectura?

Todos hemos oído ya, por ejemplo, que por primera vez en la historia, la mayoría de nuestra especie – más del 50% de la población humana de la tierra – vive en ambientes urbanos. Nos han dicho, periodistas intoxicados con los superlativos, que es un momento de gran consecuencia darwiniana, un punto evolutivo sin retorno. Más urbanizados de lo que nunca hemos estado, los humanos han cambiado, aparentemente, la naturaleza de la especie: los humanos son actualmente animales que viven juntos en ciudades. Somos constructores, habitantes y pensadores de torres y calles.





(Fotografía de Jan Sochor)

Pero a pesar de toda la charla del antiguo cazador – recolector finalmente sucumbiendo a las brillantes luces de la gran ciudad, no está para nada claro incluso si sabemos que es lo que una ciudad realmente es. ¿Podemos estar seguros, a pesar de todos los edificios que están actualmente en construcción en lugares como Dubai, Shenzhen, e incluso Dallas – Ft. Worth, que estamos creando ciudades? Estamos rodeados por más edificios que nunca antes, pero quizás esta observación por sí sola no es suficiente para decir que la vida humana ha sido completamente urbanizada.

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¿Cuánto crees que nuestra percepción de las ciudades (ciudades reales: tanto aquellas en las que vivimos como aquellas que no conocemos pero “imaginamos”) está informada por el retrato que de ellas hacen los medios y las artes? ¿Como crees que median nuestra experiencia de las ciudades?

En lugar de optar por técnicas procedimentales, los diseñadores de juegos usualmente eligen construir sus ciudades a mano, a menudo con resultados asombrosos. La Nueva York re-imaginada que se encuentra en el Grand Theft Auto 4 requirió de un pequeño ejército de artistas y diseñadores bien pagados para crear todo el mundo a mano. Su logro no tiene igual, pero el costo para la compañía detrás del proyecto se encuentra en las decenas – y posiblemente centenas – de miles de dólares. Construir una ciudad viviente de polígonos en blanco es uno de los proyectos más caros en el diseño de juegos.

(…) [Viktor Antonov, diseñador de videojuegos] se aproximó a este problema alterando solo unos cuantos parámetros en el modelo arquitectónico estándar. Por ejemplo, Antonov había notado un par de detalles fundamentales acerca de cómo había sido construido el núcleo neo-clásico de París de mitades del siglo XIX: grandes pisos al nivel de la calle, espacios para el ático pequeños, agrupaciones de chimeneas complejas. Al incrementar el énfasis en los pisos bajos, y estirarlos – y al poner el énfasis en la altura y complejidad de las chimeneas – Antonov pudo crear una París de ciencia ficción consistente.

Simplemente al alterar un par de parámetros arquitectónicos básicos, dijo, podías ficcionalizar la ciudad, mientras mantenías su identidad fundamental. Sus diseños todavía eran reconocibles – inclusive matemáticamente- como parisinos, pero también eran de otro mundo.

Esta idea instantáneamente conectó con el proyecto de Delay: ¿qué parámetros necesitaríamos para entender y crear una Edinburgo, o Sao Pablo, o Vancouver de ciencia ficción? Identifica la necesaria lógica de fantasía dentro de un sistema procedural de construcción de edificios y podrías recrear ciudades con sus identidades alternativas en un instante. Una Moscú del futuro acelerada, o una Venecia retropunk, instantáneamente desplegándose fuera del monitor.

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“En 1923” leemos, “el realizador pionero Cecil B. DeMille construyó el set más grande en la historia de las películas para su épica muda (que utilizaba un temprano Technicolor), The Ten Commandments. Se llamaba ‘La Ciudad Del Faraón’” Construir la ciudad instantánea de DeMille no fue un esfuerzo realizado a medias: “Mil seiscientos trabajadores construyeron paredes cubiertas de jeroglíficos de 110 pies de alto, flanqueadas por cuatro estatuas de Ramsés II y 21 esfinges de 5 toneladas cada una. DeMille pobló su ciudad con 2500 actores y extras, dándoles alojamiento en carpas en una duna adyacente.

Nadie debía dejar su creación para que otros la usen en sus películas: “DeMille ordenó que el edificio entero sea desmantelado… y enterrado en secreto. Y allí yació, olvidado, por los siguientes 60 años,” eventualmente siendo conocida como la “ciudad perdida de Cecil B. DeMille”.

(…)

En cualquier caso (…) agrega un par de decenas de miles de años – y podes conseguir arqueólogos del futuro descubriendo, por accidente, con la ayuda de una tormenta fuera de temporada, los contornos de una ciudad enterrada. Washington, D.C., por ejemplo, o quizás Siracuse, Utah. La cuestión es, estos arqueólogos del futuro concluyen que la ciudad no era un lugar de vivienda real, no era un lugar real para vivir – descubren demasiados estacionamientos, por ejemplo, y no pueden creer que nadie viviría por su propia voluntad rodeado de esas cosas – en cambio, creen, la ciudad ha sido un set de filmación monumental. Las excavaciones continúan – llevando a la conclusión controversial de que la civilización humana en América Del Norte fue, en realidad, un acto masivo de arte performático, de mar a brillante mar – una instalación cinematográfica sobre las planicies – y que alguna película realizada ahí debería existir aún…

Entonces comienza un nuevo y Paul Austeriano capítulo de la arqueología del futuro – en el cual cazan las perdidas y secretas películas de una Norteamérica enterrada.

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Una película como Ghostbusters es muy, muy arquitectónica – por ejemplo, tiene esa escena increíble en la celda de la prisión donde revisan los planos del edificio fantasma – y yo digo regularmente que las novelas de casas embrujadas son una forma de escritura arquitectónica casi universalmente ignorada. Hay cosas de Clive Barker, Richard Matheson y Stephen King que deberían estar en casi todos los cursos de arquitectura – y eso antes de que mencione las películas de escape de prisión o de asaltos a bancos. Ambas son arquitectónicas hasta un grado ridículo. De hecho, las películas de escape de prisión y de asaltos podrían formar el escenario arquitectónico par excellance.

Habiendo dicho eso, de cualquier modo, creo que también es importante – probablemente más importante – ir para el otro lado, y observar los mitos e incluso los textos religiosos para encontrar ideas arquitectónicas. Un ejemplo obvio es la Torre de Babel – pero también tenemos Asgard, de los mitos escandinavos, y están todos esos proyectos de construcción de represas de Gilgamesh, y (… ) está el complejo de cuevas artificiales del Rey Aeolus en La Eneida.

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¿Qué representación, distopica o utópica, de la arquitectura futura crees que será su destino final?

“En el 2001,” la isla ciudad-estado entera de Singapur espontáneamente “se dio cuenta de que el resto de Asia estaba comenzando a rivalizarla en costos bajos de manufacturas y electrónicos, entonces el primer ministro Lee Hsien Loong anunció que el nuevo camino hacia adelante residía en cultivar la ciencia. Y presto, un parque de R&D [Research And Development, investigación y desarrollo] llamado Biopolis fue construido y rellenado con personal en dos años” – y tiene algunos nombres de edificios peculiares, como “Proteos y “Chromos” y “Nanos”, este último aloja la “Red de Tejidos de Singapur”.

La Utopía de Tomás Moro se encuentra con las bio-ciencias, en una ciudad que fue descripta por William Gibson como “Disneylandia con la pena de muerte”.

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Como si esto podría sugerir que un día podríamos encontrar que los desiertos de todo el mundo –gigantescas dunas movedizas de silicona suelta, en una extraña unión magnética con cinturones de metal en la superficie de la tierra – se han programado a sí mismos, un disco duro planetario comunicándose a través de basureros rebosantes de viejas computadoras, módems inalámbricos descartados, montañas de basura digital apilada en anillos alrededor de poblados africanos.

Y no son movimientos tectónicos del paisaje sino una nueva forma de vida…

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Los aspectos médicos de la utopía parecen poco explorados en la literatura urbana contemporánea. Aquí, la utopía podría ser re-teorizada como una ciudad en la cual nadie se enferma. A través de materiales de construcción resistentes a los microbios y espacialidad anti-contagiosa precisamente medida, quizás, tu metrópolis podría incluso curarte.

La utopía se vuelve una guardia de hospital del tamaño de una ciudad.

(…)

En 50 años estarás caminando alrededor de los límites de una ciudad con tus nietos cuando uno de ellos pregunta: ¿Por qué están esos edificios allá, tan lejos del resto?

Y responderás: Están ahí debido a la gripe porcina: rediseñamos la ciudad y las enfermedades se fueron.

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En la cara de la soberanía proclamas un espacio de no soberanía, una Zona Autónoma Permanente que no es en sí misma un estado, simplemente un espacio que ninguna otra persona ha reclamado.

(…) Que emocionante sería darse cuenta un día que tu pequeña casa, en su terreno de tierra en Manhattan, está en realidad fuera del control de todos los estados nación existentes. No le debes impuestos a nadie. De hecho, ellos te deben impuestos a ti.

Vivís dentro de una discrepancia.

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(Fotografía de Tim Downs)

Creo que una manera de conseguir que la gente se preocupe realmente por el cambio climático (…) no es el hablar de cambios sin precedente y espectaculares en la superficie de la tierra. ¡Nuevos archipiélagos! ¡Bosques en la Antárctica! ¡Ciudades hundidas!

En cambio, deberías apuntar a los problemas de calidad de vida: podrías morirte de hambre, por ejemplo, a medida que la agricultura organizada y las cadenas de distribución de comida se interrumpen. Mal alimentado, tus dientes se caerían y tu cabello crecería fino y débil. Podrías vivir en un campo de refugiados, sin privacidad, ni amistades, ni seguridad personal. Los gobiernos del mundo podrían haber colapsado, sobrepasados por el peso logístico de las poblaciones desplazados y por la pérdida de los centros económicos del mundo, como Nueva York, Londres y Shanghai; no habría policía, por lo tanto; podrías ser asaltado físicamente de manera regular. Habría ratas, cucarachas y ríos de desechos humanos – seguidos de cerca por las enfermedades, las infecciones, la mortalidad infantil y la muerte prematura. Y no podrías simplemente alejarte manejando, dejando la catástrofe atrás – porque los caminos estarían llenos de baches, sin un gobierno que los arregle, y tu auto probablemente habría sido robado, de cualquier modo. El agua limpia sería un lujo; beberías agua de radiador de la caja de camionetas abandonadas, oxidándose al costado de los caminos fuera de Saint Louis.

De cualquier modo, mi punto es que cuanto más extraordinarias e imaginariamente evocativas son tus predicciones, describiendo una nueva fantasía geográfica de aguas marinas ascendientes y lagos tropicales – una Tierra completamente nueva, llegando a ti pronto – más personas van a querer que eso ocurra realmente.

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¡Imagínense los escenarios para novelas y películas futuras! Shoppings subterráneos en Canterbury. Bars temáticos irlandeses 27 pisos por debajo de la superficie de la tierra. Tres kilómetros de escaleras te llevan hacia abajo, y abajo, y abajo, pasando a través de pasillos llenos de espejos… hasta que llegas al cine de arte local. Hay rumores de una sucursal de BMW una milla o algo así más abajo.

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Podrías construir una ciudad entera de los fragmentos de edificios destruidos por la guerra.

Dibujas los planos con una firma de arquitectura local, planeando una metrópolis isleña completamente nueva construida de nada más que de piezas pre existentes de arquitectura aniquilada – encajando arcos con arcos y pisos con pisos.

En una década has cubierto la isla en un laberinto de viviendas de alquiler de Chicago, iglesias rusas, templos indios y hutongs chinos [los callejones que forman el casco antiguo de Pekín]; hay paredes y pilares aztecas dentro de casas fabricadas por el estado rumano reconstruidas – todo esto antes de que la mayoría de la Europa pre- Segunda Guerra Mundial comience a aparecer, entera con castillos destrozados, villas del norte de África, y la albañilería erosionada de la Sud América pre-colombina, todos los edificios fusionándose unos con otros, indistintamente, con rocas mayas y techos kurdos unidos entre sí sobre ladrillos de Koln y Dresde.

Una década más y la isla está completa. No hay autos y no hay electricidad – de hecho, nadie vive ahí. Se mantiene sola en las aguas, cubierta de hierbas salvajes y casa de pájaros cantores, proyectando sombras sobre sí misma, erosionándose un poco con la tormenta ocasional.

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Y, finalmente, ¿si la arquitectura es sobre la continua reconstrucción, podría haber alguna vez un panorama arquitectónico ideal?

Uno podría ser perdonado al concluir que las ciudades exitosas no pueden crearse para nada, que hay algo fundamentalmente impensado y excesivo en este proceso, algo que simplemente no puede ser planeado de antemano.

Pero eso no nos detiene en nuestro afán de buscar lo que creemos es la receta secreta – el balance exacto de planes de mercadeo, leyes de agua, monumentos históricos, espacios públicos, y etcétera. Una industria subsidiaria y pujante ha emergido, entonces, en la sombra de estas ciudades, formando un género nuevo y deliberadamente carnivalesco de reportaje internacional. Estamos cazando ciudades. Los escritores viajan a la otra punta del mundo para describir sus nuevas aventuras en el aire acondicionado del Medio Oriente. Hay nuevas vistas en la historia humana, nos dicen, y se supone que tienen que deslumbrar la mente moderna. Cada día urbano es notable, leemos, porque es diferente – y de algún modo más grande, más extremo, que el último.

Así que si seguimos equivocándonos tanto en nuestras ciudades, la única cosa que podemos hacer es seguir buscando – perseguir el más nuevo edificio de Zaha Hadid, hospedar competiciones en diseño de rascacielos en San Petersburgo, comisionar islas privadas, domos y pirámides. Experimentar con las Villas Olímpicas. En el medio de todo el polvo y los presupuestos que hacen saltar los ojos, es imposible no creer que al menos uno de estos lugares nos saldrá bien.

Es como si, flotando ahí en un posible futuro, en el punto de fuga del diseño urbano mismo, esta la ciudad perfecta, causando efectos de onda hacia los espacios del presente – y podemos trazar los contornos de su llegada utópica en las calles vacías y las obras en construcción de los lugares que nos rodean hoy.

Porqué ya no importa si nos equivocamos sobre nuestras ciudades; siempre tendremos razón si hacemos más.

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9 comentarios:

gervas dijo...

jeoff mismo estaría emocionado con una entrevista así a otra persona. ya me imagino las lineas hipotéticas disparadas hacia verosímiles microutopías de un posmodernismo "con cara humana" (no es este el tema mismo de BLDGblog?)

la leo y comento devuelta.

gervas dijo...

uyy está buenísima. Se la pasaste? se va a copar.

xopxe dijo...

Muy bueno el detalle de ilustrar el artículo con fotos al estilo bldblog.

Anónimo dijo...

Manaugh estuvo esta semana en el show de DJ Rapture en la WFMU y le hicieron un reportaje

Amadeo dijo...

gervas: le mandé un mail con el link, pero no contestó.

quién sabe si llegó a leerlo. esperemos que si!

s. w. dijo...

che, está muy bueno esto.
el blog del chabón tiene demasiados sustantivos propios y eso me desalienta para leer: presiento que esconde falta de ideas y termino pasando a otra cosa.
pero acá no, acá está la papa.
fascinante la idea de la isla sepultada bajo construcciones hechas con ella misma...
buenísimo, buenísimo

-adverbio-

Amadeo dijo...

que bueno que te gusto, celest.

el blog del chabón es bastante bueno también, eh! en general comienza con la idea de otro, pero después se desvía hacia su propia especulación. esa parte es la que intenté captar aquí.

salutte!

jav dijo...

mencantó

Blogger dijo...

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