martes, 23 de febrero de 2010

Enrollando la cinta con una lapicera.

La Pitchfork publicó un artículo bastante largo e interesante acerca de el resurgimiento del cassette como medio para escuchar música. El tema en sí es bastante complejo, y hay varios lados por donde se puede tomar este revival, y todos seguramente sean bastante ciertos. Nostalgia, ironía, "porque sí", romanticisimo, elitismo, practicidad y el costo baratísimo que tiene fabricarlos, moda, reacción al mundo de las descargas online, etc, etc. Así que podríamos saltarnos los chistes onda "oh yo sólo escucho música en cilindros de cera porque suena mejor", ¿Ta? :P

Mi relación con el casetito fue muy larga, y la recuerdo con cariño.  La primera música que escuché fue en ese formato. Un cassette con el Otra navidad en las trincheras, del Cuarteto de Nos, que escuche miles y miles de veces, y me conocía totalmente de memoria, a los ocho años. Un poco más grande, otros cassettes que me grabó un amigo. Ríanse: Uno tenía de un lado, un compilado de Manowar. Del otro lado, el Bat Out of Hell de Meat Loaf, y sobraba un poco de espacio y habian unos temas de La Ley, cuando aparentemente eran una banda de rock alternativo genérica antes que esa cosa espantosamente glossy en la que se convirtieron hace unos años.


Manowar. Aguante.

A los 12 años tuve mi primer equipo de música, uno de esos huevitos tradicionales con CD y Casettero. En mi casa no se solía escuchar música, excepto la ocasional radio Armenia con los mismos 20 temas insoportables. Mi escucha de música se basó entonces en los pocos CDs que podía comprar, y en decenas de cassettes que grababa y re-grababa religiosamente. Era mi época alternativa / pseudo-metal: Pearl Jam, Ozzy Osbourne, Green Day, SoundGarden al principio, para en unos años tener decenas de compilados del programa de radio Dínamo, con Massive Attack, Daniel Johnston, Flaming Lips, Sonic Youth, Yo La Tengo etc. ¡Oh, las olas de nostalgia!
Durante muchos años, hasta los 18-19 años , mi único método de escuchar música en la calle era con mi viejo y destartalado Walkman AIWA. ¡Cómo amaba a esa cajita negra con botones! Le había comprado unos auriculares bastante buenos, con un cable larguísimo. Eran gigantes, y se me habían roto un par de veces, y les cambié en un momento el cable por uno enrulado, horrible, de teclado de PC. Me hacían quedar como un freak caminando por la calle con metros de cable colgando. En esos últimos años, ya con compuadora e Internet, mantenía un proceso que implicaba grabar mp3s a CD's, y luego pasar del CD a cassette. Así escuche mucha música en mi período "electrónico/IDM". Tenía un montón de cintas con discos de Squarepusher, Aphex Twin, Autechre, Plaid, Portishead, Björk, etc.

Recuerdo que por un error al apretar el botón de Play, estuve escuchando un disco de Autechre al doble de velocidad por como 15 minutos, sin darme cuenta.


Autechre. Aguante.


Fue en una fiesta en una casa, que me olvidé el Walkman un día. Al otro día lo fui a buscar, Pero estaba roto.  Ahí fue un poco el comienzo del fin de mi relación con el casette. Hubo luego dos episodios más: Cuando a los veinte años, le regalé a una novia mi equipo de música, ya que el suyo se había roto. Ahí perdí toda forma de escuchar cassettes en mi casa. Y unos años después, a otra novia (...yeah, i know) le lleve mi caja con mi colección de cassettes, ya que ella seguía escuchando bastante en ese formato. De vez en cuando poníamos cassettes que tenía viejos, de Breeders y REM. La caja se quedó en su casa. Ahí ya deje de tener cintas por siempre.

Comparado con el vinilo, o el CD, el cassette sonaba bastante mal, Pero no tan mal, ¿o sí? Recuerdo un amigo que me recomendaba comprarme un cassettero y usarlo para tirar pistas en vivo, que podía saturar un poco y sonar cool. Y todo el mundo sabe que tener un portastudio TASCAM a cinta de cromo es lo más cool del mundo.

Hace una semana hablaba con Pau, y me comentó algo interesante: Averiguó que en Argentina, fabricar un cassette, impreso, con la cajita, el arte, con la música, todo terminado, salía 3 pesos argentinos. Me dijo que consideraba hacer una tirada de alguno de sus discos en cassette.
Le comenté: "No esta mal la idea, pero no se, ¡Pero ya no tengo cómo escuchar cassettes!"

domingo, 21 de febrero de 2010

A Bold New Era.



Queridos amigos, lectores, conocidos y compañeros:

Se avecinan cambios en El Baile Moderno. Hoy el humilde blog que iniciamos casi como una broma o un grupo de autoayuda para evitar el abandono de este rincón virtual, cumple tres años. Han sido tres años de emociones, de grandes posteos, de búsqueda de entrevistas, de conocer comentadores geniales y otros, no tanto, de muchas horas frente a la pantalla, de discusiones bizantinas e intercambio de opiniones.

Desde hace un tiempo que teníamos ganas de darle un sacudón al blog, en parte incitado por nuestras vidas curiosamente más agitadas que nos impedían, a veces, postear con la regularidad que nos hubiese gustado, en parte porque queríamos incorporar nuevas voces y puntos de vista que difieran de esta “hive-mind” que habíamos desarrollado en los últimos años.

Por lo tanto, este encantador tercer aniversario será conmemorado, en primer lugar, con algo a lo que ya están acostumbrados: un lavado de cara, o de template. Ahora tenemos al encantador Megaman de cuidador permanente. Pero, por otro lado, El Baile Moderno va a crecer. A partir de hoy, van a comenzar a ver caras nuevas que se incorporarán a nuestro staff. No vamos a dar nombres, porque preferimos el misterio y la sorpresa, pero podemos garantizarles que son gente cabal, inteligente, legendaria (algunos tienen varias millas en su historial de internet), bolivariana y, sobre todo, con obsesiones diferentes.

Así que, sin más preámbulos, queremos darles la bienvenida a una nueva y gloriosa etapa del Baile Moderno, en la cual, como dicen por ahí, ¡el cielo es el límite!

¡Y por otros 3 años más!

jueves, 18 de febrero de 2010

La Biblioteca Inexistente (16).



(la imagen, robada de acá)

(Edición king-size de retorno)

1) La historia del gumbo, misterioso guisado de New Orleans, que parece delicioso y/o espantoso. Siempre imaginé que era exactamente lo que comía Swamp Thing.

2) Los 20 libros de ciencia ficción más esperados por los editores de io9. Dan ganas de comprarse todo y te hace percatar que la ciencia ficción literaria esta vivísima (terrorismo nanotech en Estambul, historiadores que viajan en el tiempo, mundos virtuales gigantescos, guías de cocina kosher con monstruos), algo que en este mundo de Ediciones Minotauro congeladas en los 70 se nos pasa por alto siempre.

3) Los 9 insultos más devastadores del mundo. Incluye éxitos como "Que una loba carpatiana hambrienta te chupe la pija", "A la mierda con las 18 generaciones de tus ancestros", "Cogedor de abuelos" (Grandfatherfucker!!!) y "Ojalá que Dios haga que tengas que buscar a tus hijos con un contador geiger".

4) Una breve historia de la "Década Google" y los gigantescos avances de la compañía a la que le vendimos nuestra alma.

5) Buenísima entrevista a un lacónico y tranquilo Cormac McCarthy, en donde habla mucho de su hijo, de su hermano, su aversión a firmar libros, la ciencia y se demuestra como un tipo demoledor en su sentido común e inteligencia.

6) Un perfil largo y jugoso (como nos tiene malacostumbrados el New Yorker) de David Simon, el hombre más piola de la televisión. ¿Ya vieron The Wire? Si la respuesta es no: ¿como carajo hacen para vivir?

7) Cocinando ancas de rana que aún se mueven cuando uno les echa sal. Sus pequeños cuerpecitos despellejados son sumamente desagradables y me hacen comprender un poco más la aversión que les tiene "mi mejor mitad".

8) Reglas simples de diseño tipográfico. Bello, muy bello, me voy a volver un font nerd al paso que voy.

9) Instructivo posteo sobre las dabbawalas, los servicios de entrega de comida a la oficina y domicilio que son practicamente el único servicio de su tipo en las laberínticas calles de Mumbai. Exhaustivo pero por momentos dedicado demasiado al análisis mercadotécnico.

10) "Poetas Rankeados por el Peso de su Barba". Un posteo maravilloso de A Journey Round My Skull en el que se sumergen en la encantadora locura de Upton Uxbridge Underwood, quién creía que el peso de la barba era un factor determinante a la hora de clasificar la calidad poética de un escritor y hasta había desarrollado una unidad de medida y una escala para justificar sus hallazgos. Aaaah, la encantadora seudo-ciencia.

11) En Filadelfia, hace unos cuatro años, 244 cuerpos destinados a cremación fueron cosechados por sus órganos. Tremenda historia policial sobre la encantadora práctica y los efectos secundarios de esos órganos en aquellos lo suficientemente desdichados como para tenerlos en su cuerpo (imagínense: el corazón de una señora de 87 años...)

12) Magnífico artículo ultra-nerd sobre la física de las batallas espaciales. Detallado y serio pero nunca árido y soso, es de esos textos que te hace pensar"!Faaah!, el 90% de las cosas que leo NUNCA FUNCIONARÍAN EN LA VIDA REAL".

13) La historia de dos taxistas nepaleses en Nueva York. Uno tenía una buena vida, había conseguido sus papeles y estaba en camino a poseer dos vehículos. El otro sospechaba continuamente de la deportación, temía que su esposa lo hubiese abandonado y vivía en un sucucho con otros inmigrantes ilegales. Resultado: uno de ellos apuñala al otro y se tira del puente. Dos versiones del sueño americano.

14) Y, finalmente, la verdadera historia del contrabandista de animales salvajes más grande del mundo. Capaz de conseguir absolutamente todo y que esta planeando abrir una serie de "criaderos" de tigres para poder vender sus partes a los chinos, quienes las utilizan en su medicina tradicional. Darwinismo a full, gente.

La Muerte del Sueño Indie Sudamericano

¿Ya saben del Primavera Sound, no? El Primavera Sound es un festival que se hace en barcelona, en mayo. Dura unos tres días. La cartelera siempre es muy jugosa y tiene un montón de artistas interesantes. Pero nunca la vi tan brutalmente interesante. La lista completa esta aquí. De esta lista, estas son las bandas que me interesarían a ir, en mayor o menor medida:

- Atlas Sound
- Beak>
- Broken Social Scene
- Built To Spill
- Cold Cave
- Dr. Dog
- Lee "Scratch" Perry
- Liquid Liquid
- Low performing "The Great Destroyer"
- Panda Bear
- Pavement
- Pet Shop Boys
- Pixies
- Spoon
- The Antlers
- The Books
- The Clean
- The Fall
- The Field
- The New Pornographers
- The Wave Pictures
- The XX
- Wild Beasts
- Wire



23 bandas de un plantel de más de 100. De estas 24, hay muchas que son de mis favoritas de toda la vida (¡Broken Social Scene! ¡The Fall! ¡Wire! ¡Pavement! ¡Pixies!). Otras son de las nuevas que me gustaría mucho ver (Cold Cave, The Antlers, Wild Beasts). Otras son bandas que me gustan, o al menos consideraría cruzar a Buenos Aires a verlas. Sin contar todas las otras bandas que no listé, de las cuales hay un montón que vería para ver que onda.

Ok, la primera sensación del festival es algo como "OK TENGO QUE IR A ESTO YA". Pero luego de ese pequeño burst de fanatismo nerd, se viene una catarata de preguntas retóricas insoportable. Empecemos: ¿No es onda demasiado? Hay una la sensación de que esto esta total y absolutamente diseñado para gente como yo.  ¿Se podrán disfrutar los shows? ¿Como será el sonido? ¿No es mucho más saludable ver simplemente un show de los New Pornographers en un teatro y listo? ¿Que onda con ver en el mismo día a tus 4 bandas favoritas? Me imagino tomando una birra caliente y de lejos viendo al gordito de black francis y yo pensando "ah. mirá. los pixies". ¿No es todo muy poco romántico?



Conozco a un puñado de personas que van a ir al Primavera Sound. Ponele que no es lo mismo para un europeo que para un sudaca que tiene que desenbolsar más de 1000 dólares para cruzar el atlántico. Alguna gente igual lo justifica: "Loco, vas a ver a todas las bandas que te gustan de una!!¡¡Vale la pena!!". Sí, supongo que sí. Estuve hablando sobre esto con mi amigo Tomás, que vive en Berlín, y ya fue a decenas de festivales. Me dió una buen pantallazo personal de como funcionan. Me dijo que vio a Motörhead sonando bajito. Yo La Tengo, sonando bajito. A Mark E. Smith gritando "bueno, vayanse a ver a los fucking pixies", e irse del escenario a los 20 minutos del show. Me comentó que los shows de las bandas grandes son en su mayoría mediocres, comparados con shows de bandas jovenes que obvi amente aprovechan la oportunidad y "van a romper todo". "Vi shows de !!!, Pissed Jeans y otras bandas que les rompieron el culo a los shows de The Fall y Pixies. Las bandas grandes van a currar, tocan y se van a la mierda". Me dijo que no te permiten entrar alimentos ni bebida, y adentro te garchan soberanamente con los precios.
Obviamente, la opinión de mi amigo es subjetia y personal. Pero me hace pensar y reflexionar sobre todo esto. ¿Son realmente tan así? Suena a un carnaval, un negocio, con miles de indie bois sudados gastando montañas de plata en bebida y en hoteles para ver a sus banditas en una situación menos que ideal. Me imagino la situación de las bandas. ¡Es como si fuera un circo! Esta nota de Matthew Perpetua es una caricaturización de cómo podrían ser esas situaciones para las bandas, y del zeitgeist de los festivales hoy en día. Me acuerdo del documental de Anvil, donde Lips esta corriendo en los festivales como un niño buscando a saludar a los otros compañeros viejos del metal, y la mayoría ni lo recuerdan a él.

Los que leyeron mi post sobre el show de Radiohead saben que no soy muy adepto a los festivales ni las multitudes. Seguramente mucha gente esta más "hecha" para esos festivales y la va a pasar muy bien. No creo que sea mi aso. Tal vez me equivoque y sea todo una montaña de prejuicios (..¿a causa de que me sale muy caro ir al festival?). Pero a veces es mejor saber que uno puede ir a ver un buen show de bandas locales, barato, cómodo, tomar unas cervezas frías, a precio razonable, y luego volver a su casa, y eso podría ser mejor que ver a tu supuesta banda favorita sonando pal orto y sin muchas ganas de tocar, mal dormido y apretujeado por miles de personas.

martes, 9 de febrero de 2010

Modernistas 08: Gustavo Sala



(La foto la robé de acá)

Gustavo Sala es, probablemente, una de las personas más macanudas que conocí en esto del comic. Un gordo simpático, encantador, que parece que nació para hablar en público, contestar preguntas y hacer reír. Es tan afable y buena onda (su firma en mi "Bola Triste" ocupa toda la contratapa) que dan ganas de que sea tu amigo e invitarlo a tomar unos buenos porrones helados.
A principios del pasado noviembre le pedí una entrevista aprovechándome de un encuentro fortuito en una convención en la cual las restricciones del tiempo le impidieron garabatearme algo en mi ejemplar de "Bife Angosto", motivo por el cual me dio simplemente su mail, como para que charlemos.
Contestó bastante rápidamente, pero la colgación veraniega y las vacaciones lograron que recién ahora, a principios de febrero, postee el resultado. Con uds, un grande de la historieta nacional, Gustavo Sala.

1) Vos comenzaste en la escena fanzinera e independiente de los 90. ¿Qué fue lo que aprendiste y recordas de esos años?

Fueron años de formación, de investigar, de hacer amigos, de intentar llenar huecos, de generar movida. Era un momento raro, efervescente. Se respiraba algo parecido a un recambio. De autores, de temas, de propuestas. Hablo del período que va aproximadamente del 96 al 2000 , donde circulaban todos esos fanzines y eventos de historieta independiente con muchos autores (muchos de ellos hoy rompiéndola acá y en Europa). Personalmente aprendí a desarrollar un estilo y fundamentalmente hice buenos amigos.

2) ¿A quienes considerarías como tus influencias más significativas?

Pablo Fayó, El Niño Rodriguez, Mortadelo y Filemón, Carlos Nine, Crumb, Dany The O, la revista MAD y muchos más.

3) Viendo tu obra a lo largo de los años, se nota que siempre te has movido por el lado de la caricatura humorística. ¿Por qué esa decantación?

Supongo que por dos motivos: uno, porque me sentí más cómodo y me interesó más la temática humorística; y otro, porque mi dibujo no da mucho para otra cosa.



4) Tus comics siempre han partido de premisas completamente delirantes, ¿qué es lo que te gusta del absurdismo más extremo?

Me gusta que las historietas seas divertidas, que tengan ideas graciosas. Que me diviertan un poquito a mí en lo posible. A veces trabajo sobre ideas más "normales" y a veces más deformes o sicodélicas, no importa demasiado si me parece a mí que está bien y me parece que funciona. La vida...¿es bella?

5) ¿Alguna vez te planteaste hacer algo que se aleje completamente del humor?

Sí, viajar a África y cortarles el pelo a algunos leones. Aunque eso quizás pueda llegar a ser gracioso.

6) Al mismo tiempo, se nota que en los últimos años estas experimentando lejos del formato con el que se te tiene más asociado, el de la tira o historia corta. ¿Qué libertades y restricciones te impone el formato de la tira?

La tira es un formato muy lindo, pero a veces se puede convertir en una especie de prisión, porque estas bastante acotado en cuanto al espacio del que dispones. A veces uno se encapricha en resolver una idea en una tira cuando iría mucho mejor en una página completa o en dos o en tres. La tira exige una síntesis y una economía de recursos, que lo que uno dibuje y cuente se entienda y se lea claramente y no quede todo apretado y metido a lo bestia. Pero a las tiras...las quiero.

7) ¿Cómo te sentís con respecto a las historias más largas? ¿Te gustaría hacer una "novela gráfica"? ¿Qué crees que tendría que cambiar de tu estilo para hacerlo?

Sí, me gustaría. Tendría que trabajar en muchos dibujos previos para tener claro el estilo, los personajes y demás elementos que irían apareciendo en la serie para tener todo eso ya resuelto al empezar a trabajar en las páginas. Pero soy muy ansioso y me cuesta trabajar de esa manera, digamos, "profesional". Pero ojalá lo haga pronto.



8) ¿De qué modo crees que cambio tu estilo de dibujo a lo largo de tu carrera? ¿Crees que has aprendido algo?

Espero que haya mejorado. Creo que ganó en volumen, en intensidad. O eso trato, al menos. De perder el miedo y tener cada vez más seguridad. Pero estoy aprendiendo todos los días un poco. Ahí vamos.

9) Yo me acuerdo de tus "Historietipos" en Comiqueando y tienen algo que esta muy presente en "Bife Angosto" también, que es la capacidad de burlarse de una caricatura de una subcultura y sus participantes perfectamente. ¿A qué crees que se debe este don tuyo?

Lo de observar, como decís vos, integrantes de diferentes "subculturas" como pueden ser los comiqueros, los rolingas, los ricoteros, etc etc tiene que ver con estar cerca de todo eso. Ir a recitales, a eventos de historieta, en fin, a lugares donde esas "subculturas" se mueven y aparean libremente por ahí. Además trabajo en medios con bastante de rock así que puedo meter todas esas referencias al comic, las bandas, la tele y demás.

10) ¿De qué modo crees que el rock influye en tu actividad como historietista? ¿Cómo pensás que esos dos mundos se entrecruzan?

Bueno, en la tira que hago para el suple NO de Página 12 suelen aparecer músicos y situaciones basadas en recitales de rock. De hecho cada vez que veo un shou presto atención al contexto para pensar ideas para futuras tiras. así que el rock siempre está presente. también podría decir que hay cierto parecido entra una tira y una canción. Ambas cosas hay que resolverlas en poco tiempo o/y espacio. Una tira en aproximadamente 4 cuadros y una canción en aproximadamente 4 minutos. Hay tiras que son mas punks, otras que son mas colgadas, otras mas souleras, en fin… son lenguajes diferentes que creo que se llevan bien uno con otro. Eso además de escuchar música mientras uno dibuja, ¿no? Preferiblemente bien fuerte.



11) ¿Quién ganaría en una pelea (a puño limpio), Crumb o Bagge?

Peter Bagge me parece que es mas grandote y además es más joven así que supongo que ganaría Bagge. Pero Crumb tiene anteojos y dicen que a los que tiene anteojos no se les puede pegar. Pero Bagge podría sacárselos amablemente antes de cagarlo a trompadas. Pero ahora que lo pienso Bagge es deudor de la obra de Crumb y uno de sus continuadores y discípulos en la historieta underground norteamericana, así que seguramente se dejaría pegar por Crumb, su maestro. Así que…gana Crumb.

12) ¿Hay algún personaje famoso al que te gustaría remixar?

A ver...nunca la pensé creo... ¿Fabian Gianola vale?

13) ¿No te da miedo a veces de que tus dibujos se vuelvan dulces y cariñosos, sin nada de amenazante o salvaje?

Me cuesta bastante hacer dibujos dulces y cariñosos. No sé si lo logre alguna vez. Así que no temo demasiado que pase eso. Igual no es necesariamente choto un dibujo porque sea dulce y cariñoso. Puede ser salvaje y loco y ser una garcha y cariñoso y dulce y ser un buen dibujo. Pero lo mío por ahora sigue siendo salvaje y choto.

viernes, 5 de febrero de 2010

El Último Año De La Primera Década Del Nuevo Siglo.

(El año en que publiqué mi lista tarde y en el que no tiene un número par de entradas que sea múltiplo de cinco. Sin embargo, debo decir, que probablemente disfruté de todos los discos que están en esta lista mucho más que algunos que ponía en listas de años anteriores para llegar al relleno. Ah! Y no hay compilado, pero si me rompen las bolas lo hago.)



01. Fever Ray – Fever Ray

Casi el único disco del año que me movilizó lo suficiente como para escribir sobre él a lo largo del mismo, el disco de Karin Dreijer Andersson es realmente una desvío fantástico de su tarea como la mitad de The Knife, que toma todo lo que esta banda tiene de amenazador y lo potencia, abandonando por completo las pretensiones a algún tipo de musicalidad pop.

O sea, lo que queda aquí es gélido y claustrofóbico. Hace poco lo puse de nuevo, en la casa de una amiga, en medio de un día “bochornoso” como dicen los medios, de ventilador y cerveza helada. E inmediatamente sentí que el sudor se secaba y comenzaba a correr un viento frio y que estaba en un lugar donde todo el tiempo podían apuñalarme por la espalda.

La comparé con “Let The Right One In” y ahora agregó otra cosa a la que me remitió en las últimas semanas: el mediometraje “Jenifer” de Masters Of Horror, dirigido por Dario Argento. Véanlo y después me dicen.



02. Lady Gaga –The Fame Monster

¿Qué es lo que molesta tanto de Lady Gaga? ¿Será su capacidad y descarada intencionalidad para procesar cualquier tendencia de la cultura consumista contemporánea y convertirla en canción? ¿Será su expreso deseo de modelarse como una gran súper estrella pop? ¿Será que ha logrado su objetivo y ahora sus canciones suenan en todos lados, provocando la urticaria de los adeptos a la “música de verdad”? ¿Será su manipulación transparente de su imagen? ¿Serán sus vestidos?

Es probable que sea un poco de todo ello. Después de todo, la gente detesta sentirse manipulada y Lady Gaga cuenta con esa capacidad como un superpoder. Pero más allá de todos estos detalles (que, si me preguntan a mí, en realidad la vuelven más grande e interesante como artista, es mejor que el mismo productor de la música esté a cargo de su imagen y su fantasía antes que sea un conglomerado de asesores de imagen sin cara) hay una excelente colección de canciones en su debut, que encima descolla mucho más con el agregado del ep que lo acompañó en su reedición de fin de año. ¿Cómo no rendirse frente a esa re-interpretación anfetamínica de “Fernando” que es “Alejandro”? ¿Cómo no amar un disco que empieza con la suprema confianza de “Just Dance”? ¿O no sentirse como un adolescente estúpido escuchando “Eh Eh (Nothing Else I Can Say)”?. Hasta “Poker Face” y “Bad Romance” aún no me han agotado, a pesar de haberlos escuchado mil veces en diversos contextos. Es música pop de excelente factura, consciente de que tiene buenos ganchos y que sabe usarlos, perfectamente adaptada para estos tiempos de aceleración informativa y creación de identidades múltiple. Deberían relajarse y disfrutarlo por ser exactamente lo qué es, sin pedir disculpas ni poner excusas.



03. Metric – Fantasies

Cuando escuché por primera vez el disco de Metric, allá por Marzo de este año, me sucedió exactamente lo mismo que me paso cuando lo puse recién para refrescarlo un poco: comienza el primer tema con esa batería marcial (y uno de mis grandes debilidades, en el terreno de la música, son las baterías marciales, los ritmos repetitivos que parecen llamar a la guerra) y Emily Haines se escapa del panorama musical para murmurar: “I tremble… / They’re gonna eat me alive” y se me pone la piel de gallina y se me eriza la garganta.

Metric es una de esas bandas que solo parecen ser reconocidas furiosamente por sus fans, que los encuentran increíblemente sinceros, demoledores y concisos. En general, esta apreciación me parecía acertada ya que en sus discos anteriores se destacaban, sobre todo, por sus singles (“Combat Baby” y “Monster Hospital” son canciones arrolladoras, temibles). Pero este disco parece tener una determinación de lazer, una voluntad y sonido que, quizás, están perfectamente definidos en el título de su última canción: “Stadium Love”. Un disco desafiante, gigantesco, pero de la manera en que son los grandes sentimientos: de un modo un tanto privado, avasallador en el fuero interno. Sé que es una contradicción, pero no tengo otra manera de ponerlo. Es un disco de estadio para escuchar en los auriculares en el colectivo. Directo, certero al corazón, con una de las mejores cantantes del mundillo del rock “independiente”, expresivo y con baterías machaconas a rolete.



04. Jay Reatard – Watch Me Fall

Este fue el disco con el que Jay Reatard me confirmó no su talento, ni que puede escribir las mejores canciones de punk rock de la década, sino que también tiene una veta populista y qué, en un mundo más justo, sería el NOFX de nuestra generación.

Desde el primer tema (y single) “It Ain’t Gonna Save Me” combina deliciosamente una melodía para bailar en el pogo con una letra completamente deprecativa. Como llevaba por título uno de sus primeros discos como “The Reatards”, “Grown Up, Fucked Up”. Jay Reatard parece haber crecido lo suficiente como para, como dice él mismo, grabar un disco que está destinado para un sello, no como una colección de temas cuyo destino iba a ser dirimido a la hora de terminar de grabarlos. También parece haber crecido lo suficiente para adoptar métodos de producción más sofisticados (o al menos más limpios) que permiten, por ejemplo, una canción como “I’m Watching You” que parece retraerse a los años 50.

Afortunadamente, no creció lo suficiente como para abandonar la bilis y el resentimiento que habitan muchas de sus letras, la sensación de estar en completa falta de sintonía con el mundo, los ligeros tonos de acosador borracho y sus recitales completamente destruido por el alcohol. Quizás sea la primera estrella de la canción anfetamínica de este nuevo milenio y muchos se la están perdiendo.

(Nota: Originalmente este disco, probablemente, iba a estar en una posición inferior. Pero la maldita suerte de este mundo, la tristeza que me produce la desaparición de un artista de semejante vitalidad como Reatard, su estúpida muerte y la certeza de que no vamos a escucharlo llegar a los 30 años me obligan a colocarlo aquí, a exhortarlos a que lo escuchen, por favor, a que no quede olvidado como su cadáver en un cuarto de hotel. Tenía aún tanto para darnos…)



05. Madness – The Liberty Of Norton Folgate

Los buenos muchachos de Madness siempre han sido mi debilidad. Desde sus inicios como una banda de ska completamente anormal y epiléptica hasta su maduración en los mejores songwriters de la vida común inglesa de los 80s (y, quizás aún más, como los grandes songwriters de la vida londinense, un gen que comparten con grandes grupos como The Kinks, The Small Faces y Blur), los Nutty Boys me parecen uno de esos grupos injustamente ignorados por la gran narrativa justamente porque jamás se tomaron nada demasiado en serio y porque siempre crearon su música con un halo trabajador, poco pretencioso, solo con el objetivo de orfebre de manufacturar grandes canciones.

Esta década que pasó vio su reunión y, curiosamente, esta reunión se convirtió en una de las mejores en una década plagada de “ganemos dinero fácil a costa de nuestros viejos fans”. Su disco de 1999, “Wonderful” tenía uno de esos singles imperecederos que los caracterizan (“Lovestruck”) y, ahora, la década concluye con un magnífico disco doble (en su edición especial, que es la que escuché) en la que declaran una vez más su amor por todo lo inglés y por Londres específicamente. Y en el que acusan recibo de su completa madurez. O sea, es un disco que mayormente lidia con las ansiedades de la vida adulta, temática que, en un mundo como el del rock dominado por la adolescencia perpetua, siempre tiene todas las de perder. Pero desde la introducción entre feliz y resignada de “We Are London”, pasando por la meditación sobre la perdida de la diversión que es “Forever Young” y la oda a las amistades amargadas de “NW5”, concluyendo con la suite colosal que es “The Liberty Of Norton Folgate” (¡10 minutos de exploración casi psicogeográfica!) este es un disco sobre el envejecimiento de las personas, de las ciudades, sobre el aburguesamiento a que nos conduce la vida adulta y sobre las escasas maneras que tenemos de escapar de ello, de las cuales la que quizás funciona mejor es la creación resistente e imperecedera.



06. I Monster – A Dense Swarm Of Ancient Stars

Los I Monster (en conjunto con todo aquello que alguna vez se llamo “Escena de Sheffield”) son uno de esas ramas del árbol del pop electrónico de este siglo que parecen destinadas a ser olvidadas, podadas de la memoria colectiva. Su anterior disco, “Neveroddoreven” tenía temas deliciosamente extraños como “Daydream In Blue” o “Hey Mrs.” que en otro mundo habrían sido alabados por su selección instrumental, por su variación estilística y por su composición confiada y memética, pero que en este plano de existencia pasaron desapercibidos. Como evidencia, se tomaron 6 años para sacar su siguiente producción, que es el disco que nos ocupa en esta ocasión y que sin lugar a dudas tiene el mejor título del año.

Aquí, vuelven a demostrarnos que son brillantes camaleones estilísticos, cosa que me hace difícil hablar de ellos, porque siempre siento que me estoy perdiendo alguna referencia que para otros sería obvia. Desde su primer tema “A Sucker For Your Sound” que parece una canción de diva lounge amante de la tecnología; pasando por “Goodbye Sun”, una relajada “balada” con un fabuloso contrapunto entre la voz sedosa del cantante principal y los coros vocodereados; “Lust For Vampyr”, una canción de resentimiento y amor desigual repleta de vientos, palmas y una voz infantil que remarca la sensación de inequidad entre objeto de amor y amante; e “Inzects”, una canción que recuerda a los mejores tiempos de Add N To (X) en su freneticismo; éste es un disco que estalla por los cuatro costados con melodía, con innovación, con encanto y belleza. Y que, como suele suceder, ha sido universalmente ignorado en todas las listas de fin de año.



07. Junior Boys – Begone Dull Care

El disco con el que quizás haya más consenso en El Baile Moderno. Pura delicadeza, pura fineza. Los Junior Boys se despacharon con otro disco que parece filtrar todo el synth pop más delicado para construir un LP que a la vez es una imagen mental: ellos, vestidos de traje impecable y corbatas finitas, inclinados sobre sus bandejas y sintetizadores, sin sudar ni una gota, exudando frialdad, bebiendo un Martini. (Ezequiel me recordó, en las vacaciones, una de sus frases, que querían hacer “música triste, nada de robots tomando martinis”. Lo paradójico es que mucha de su música parece hecha por robots tomando martinis, robots infinitamente tristes que beben para olvidar).

Su primer tema (“Parallel Lines”) es una catedral del buen gusto y la elegancia, una cosa bella que me acompaño a pagar el gas y que no podía evitar cantar y tamborilear en frente de cadetes y amas de casa que me miraban azorados. “Bits And Pieces” es lo más cercano a un dancefloor hit minimalista, construido de unos cuantos beats orgánicos, unas líneas esporádicas de sintetizador, una voz que parece susurrar todo el tiempo y un ruido indescifrable que me recuerda todo el tiempo a un eructo (ahí quizás se les patinó la elegancia). “Sneak a Picture” es tan, pero tan suave que dan ganas de hacer el amor con una canción. El disco de guantes blancos del año.



08. Fuck Buttons – Tarot Sport

El disco anterior de Fuck Buttons me había parecido bueno pero un tanto monótono. Exceptuando una de las canciones, la última, en general se disolvía en un océano de disonancia donde la intención era mejor que la concreción.

Todo eso cambio para su segundo disco, una creación que logra aunar todas sus influencias (noise, un house retorcido, cierta música new age épica, Tangerine Dream, Spiritualized, Mogwai) en un caldo de cultivo que suena como la música de fondo para increíbles batallas espaciales.

Las imágenes que me trae a la mente: retorcidos montones de chatarra ardiendo, mechas en lucha sobre los restos de una ciudad, personas ascendiendo a los cielos propulsados por energías sobrenaturales, gigantescas ciudades que cobran vida, duelos de rayos laser entre dos hombres olvidados en planetoides alejados, destructores de mundos, dinosaurios en jet packs, vehículos con forma de esfera en rieles que se aproximan a altas velocidades y observan ciudades hechas de luz, enjambres de robots con forma de insectos, supernovas, agujeros negros que llevan a una vida mejor, gigantescos gusanos espaciales, planetas evolucionando.

El mejor disco del año para caminar por la ciudad y sentir que estas en el futuro.



09. Evil Cowards – Covered In Gas

En un año en el que la banda que más escuche, muy probablemente, fue Electric Six, el disco que sacaron durante el período fiscal no me ha terminado de seducir. Bah, excepto “Escape From Ohio” que es un temazo inmortal donde nombran a GBV y Devo en la misma frase.

Pero, al mismo tiempo, nuestro hombre en Detroit, Dick Valentine, pergeñó un proyecto paralelo acompañado por William Bates de la banda Fall On Your Sword (de la cual no tengo la más mínima idea). El template es más o menos similar: bases electrónicas, la voz de Dick cantando cosas políticas y ridículas, distintas versiones del rock pasadas a través del prisma de la desfachatez y la parodia de las cosas más feas del país del norte.

La diferencia se encuentra en que en este caso las bases electrónicas forman la parte más sustancial de la propuesta, que hay coritos femeninos súper simpáticos, y que todo parece una versión vaudeville o comedia musical de su principal proyecto. Impresión que se refuerza una vez que uno ve los videos de los muchachos bailando como estúpidos junto con dos bonitas señoritas, haciendo coreografías para cada uno de los temas.

Ahora que lo pienso, este disco es como la otra mitad de “Kill”, el disco de E6, uno es violento y sucio, otro es limpio y juguetón.



10. Handsome Furs – Face Control

A diferencia de mi querido co-equiper, a mi una de las cosas que más me gusta del disco de Handsome Furs son las bases electrónicas. Me encantan porque encajan perfectamente con el desesperismo del disco. O sea: Dan Boeckner tiene una de las voces más chillonas y anhelantes que escuché en mucho tiempo. Y las bases electrónicas la acompañan maravillosamente junto con esas guitarras puntiagudas.

Por otro lado, la interesante del disco es que parece, realmente, un artefacto perdido de los 80. Pero no de una manera superficial y aggionarada como tantos proyectos ochenteros de los últimos 10 años (en los cuales, más que nada, pareciera observarse un interés por agarrar un par de detalles de la década y meterle bases electrónicas al palo para ponerlos al día), sino como un disco perdido de los Psychedelic Furs o Devo. Tiene la misma urgencia, la misma sensación de outsider, muchas referencias a Rusia, un cantante personalísimo, un universo oculto en el bolsillo de los pantalones.

Y lo mejor son esas canciones como “I’m Confused” o “Radio Kalininbrad”, irresistiblemente pegajosas en su extrañeza, que, con un poco de suerte, en 20 años alguien escuchará, bajadas de internet directamente a su chip neuronal, y se preguntará como este grupo no dominó las radios.



11. The Pains Of Being Pure At Heart – Self Titled

En un principio, obviamente, su nombre me pareció el pináculo de la ridiculez. ¿“Los Dolores De Ser Puro de Corazón”? ¿Qué pelotudez es esta? Está impresión duró hasta que escuché el disco que, básicamente, es una gran carta de amor al C86, el twee y la música pop de entrecasa con, justamente, corazones sangrantes.

Es, graciosamente, un disco bastante depresivo en sus letras pero optimista en su música. “Come Saturday” me hace acordar siempre a “We Are Going Out” de Spearmint (uno de esos temas que es criminal que se ignoren tanto, un himno) aunque su temática es diametralmente opuesta. “This Love Is Fucking Right!” tiene una letra confusa y potencialmente incestuosa, pero la canción es arrolladora. Quizás el tema más abiertamente triste es “Stay Alive”, una de esas power ballads repletas de guitarritas “jangly” y con trasfondo de sintetizador y estribillo épico.

Pero, bueno, suenan como los Vaselines con Stephen Pastel cantando y los Field Mice manejando la base rítmica. ¿What’s not to like?



12. The Horrors – Primary Colors

Esta elección es tan sorpresiva para mí como para (supongo) ustedes. La última vez que habíamos visto a los Horrors, en el episodio de la semana pasada, eran una banda correcta de garage rock que, sin embargo, no lograba elevarse más allá de un gimmick. Eran simpáticos, tenían un video y un tema bastante buenos en “Sheena Was A Parasite”, pero estaban tocados con el beso de la muerte del NME y su ridícula costumbre de buscar salvadores para el rock. Y como buena banda evangelizada por el semanario inglés, todo el resto del mundo pensaba que eran un poco una broma.

Aparentemente ellos también sentían lo mismo, porque prontamente se dedicaron a intentar levantar su reputación tocando viejos éxitos garageros en sus recitales. Lamentablemente, a casi nadie que asistía a los mismos les importaban los temas de Chuck Berry y Los Seeds, solo pasear su nuevo peinado y ropas.

Por lo cual, para su segundo disco, utilizaron otro recurso del arsenal de trucos del músico desesperado por credibilidad: un completo cambio estilístico. Producido por Geoff Barrow de Portishead, en este disco los tonos garage de cotillón han desaparecido casi por completo. Lo único que resta es la suciedad en sus guitarras, pero ahora se han transformado en una banda glacial que combina el romanticismo de los años 50 con una buena dosis de nihilismo finales de los 70 y principios de los 80. El primer tema (uno de mis favoritos del año) marca la pauta: se inicia con un casi imperceptible ruido de percusión que parece la púa de un vinilo que se ha acabado y salta continuamente, y unos delicados arreglos de sintetizador más dignos de alguien como The Field. Luego ingresa una base de bajo completamente adictiva acompañada de una escalada electrónica que desemboca en unas guitarras podridas como viento Lovercraftiano. Y luego la voz del cantante, como si fuese Ian Curtis colgando de un poste. Banda de sonido del apocalipsis zombie sin lugar a dudas. La tónica se mantiene durante todo el disco, que tiene momentos de extrema belleza como el tema “Who Can Say”, en el que parecen están haciendo su propia versión de la alquimia Jesus And Mary Chain, transformando los hits bubblegum de los 50 en algo pervertido. O “Scarlet Fields”, con sus guitarras disonantes que parecen conjurar el lamento del último sobreviviente de un campo de batalla.

Es, realmente, un disco para levantar a los muertos, y la verdad que me tomó por sorpresa el volver a escucharlo, una y otra vez, colándose subrepticiamente en mis playlists y en mi mp4, a lo largo de todo el año, sorprendiéndome y exaltándome con su música, probándome que siempre se puede “rezar por una resurrección”.



13. Future Of The Left – Travels With Myself And Another

Andy Falkous es el tipo más gracioso del rock y nada de lo que nadie diga va a hacer que cambie de opinión. ¿Quién más, en este panorama, sería capaz de largar un single de ritmo marcial (en cuyo video están vestidos como una especie de soldado confederado) cuyo estribillo dice “Come join, come join / our hopeless force / come join, come join / our last cause”? ¿Quién más es capaz de cantar con ese supremo desdén, con esa furia precisamente dirigida a todo lo que odia? ¿Quién más puede berrear “You need Satan more than he needs you”, una verdad de perogrullo pero tantas veces ignorada a favor de echarle la culpa a fuerzas externas por nuestro comportamiento? ¿Qué otra personalidad de la música puede ponerle a una canción “Stand By Your Manatee”? (Y que encima dice: “Only the good die young / except when they don’t / it’s not exactly fair”).

Esta es otra de esas bandas (como Art Brut) con las cuales me resulta sumamente difícil ser objetivo: parecen diseñadas para mi diversión y disfrute, parecen hacerle cosquillas a mi hueso de la risa continuamente y reivindican que el cabecismo a veces es de lo más divertido.



14. Animal Collective – Merriweather Post Pavillion

Como bien dijo Eze, la banda polémica del año. Yo me aburría con ellos hasta este disco. Me parece maravilloso lo que hicieron con su música, dejando atrás mucha de la experimentación jipi de fogón lisérgico, o más bien incorporándola de manera casi natural en una composición mucho más enfocada que permite que brillen las melodías individuales, liberándolas de mucho del exceso de equipaje que sus discos anteriores tenían.

No creo que sea el disco trascendental del que muchos hablaron, pero en los primeros meses del año, cuando estaba en mi casa escribiendo mi tesis de licenciatura día tras día, sentado frente a la computadora con una pila de libros, este disco me lleno de una enorme felicidad. Especialmente “Also Frightened”, una canción evangélica, liberadora. Es, y esto es un cliché, un disco veraniego, de playas y soles, de cuerpos pegajosos y saltos en piletas. Si sobrevivirá al paso del tiempo es algo que solo el paso del tiempo podrá decidir, pero formó parte indudable de la banda de sonido de mi año, sirvió para que cambie mi opinión sobre una banda que me tenía indiferente y se puede cantar murmurando mientras uno anda en el colectivo o sube un ascensor, desconcertando a aquellos que viajan con nosotros con nuestras divagaciones de loco. Para mí eso es rescatable y perdurable.



15. Art Brut – Art Brut Vs. Satan

La ecuación es sencilla: mientras sigan sacando discos, probablemente van a seguir apareciendo en estas listas. Los adoro a ellos y toda su estética con locura y pasión. Pueden ignorar esto y continuar :)



16. Royksopp – Junior

Nunca había escuchado Royksopp antes. De “Poor Leno” lo único que recuerdo es su simpático video (del cual, sin embargo, no puedo recordar si su protagonista era un mapache o un niño con disfraz) y no mucho más.

Así que cuando me baje este disco no esperaba nada, solo me caía bien el guiño / reminiscencia-de-mi-panorama-personal a Junior Senior en el título. Y el primer tema es uno de los más lindos recuerdos de la risa que he tenido el privilegio de escuchar este año. Además tiene una balada sobre una chica y un robot, un tema cantado por Karin Dreijer Andersson que parece un outtake de The Knife, una canción épica con violines que se llama “Royksopp Forever” y una confección encantadora con la voz de Likke Ly que parece flotar en nubes de algodón de azúcar sorbiendo té de menta.
Otro de esos discos que no esperas escuchar tanto y se terminan volviendo parte fundamental de tu landscape musical del año.



17. Dan Deacon – Bromst

Una hondonada repleta de discos antiguos en vinileras configuradas para ir a la mayor velocidad posible (¿78 revoluciones por minuto? ¿99?). Estos discos, entonces, se ponen a funcionar y pronto lo que hay es una cacofonía de ruidos en donde lo que más se nota son los agudos y las percusiones. Alguien los graba y luego les prende fuego, cosa que hace que suenen aún más mutantes y que algunas voces se cuelguen en un loop perpetuo, después ese alguien lleva las grabaciones a su casa y compone música con las mismas.

Algo así es como suenan los discos de Dan Deacon. El anterior tenía un tema maravilloso (ese que hacía con la voz del Pájaro Loco) pero no se sostenía en su entereza. Este cae como un ladrillo a la cara, sin ninguna sutileza, poco ignorable. Parecería que nos quiere abrumar con música, que es un niño con ADD que aprieta botones. Es encantador y es adictivo. Uno quiere mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo cientos de veces, hasta que se marea y vemos doble y triple, nos caemos y volvemos a empezar.

Otros comentarios cortos porque no tengo tiempo y los discos no han sido propiamente escuchados o no han atrapado mi interés como otros, pero seguramente serán importantes en el futuro.

El disco de Yo La Tengo tiene una de mis canciones favoritas del año (“Periodically Double Or Triple”) pero no lo escuche lo suficiente como para dar opinión sobre las otras 11… El de Black Moth Super Rainbow pierde un poco la novedad, pero sin embargo está muy bien y “Born On A Day The Sun Didn’t Rise” es una hermosa composición… El de Wild Beasts lo escuché mucho, mucho, pero se queda un poco corto a la hora de ser coherente como obra completa. “We Still Got The Taste Dancing On Our Tongues” y “All The King’s Men” son A+, though… El de Luke Haines parece otra pequeña gran obra maestra del tipo con más personalidad del Reino Unido, hay que escuchar mucho “White Honky Afro”… El de Rihanna tiene uno de los inicios más espeluznantemente buenos del año (la combinación “Madhouse” + “Wait Your Turn”) pero después me sabio a poco… El de Dizzee Rascal es una bomba adrenalínica a la que debo prestar más atención… El de los Flaming Lips ni lo escuche, pero tengo fe de que puede cambiar mi espantosa opinión actual de la banda de Wayne Coyne… El de Telepathe esta bueno, pero no sé por qué no puedo sacudirme la sensación de que es algo completamente pasajero y trendy… El de Calle 13 es genial, pero es más bien el emergente del fanatismo hacía ellos que me acogió este año… Los de Sparks y Eels no los escuché, y sé que me voy a arrepentir de no haberlo hecho… El de Peter Bjorn & John es un muy buen disco-de-después-de-un-éxito-fenomenal pero su propio éxito los condenó a pasar desapercibidos (¿qué, acaso creen que un hit como “Young Folks” se consigue todos los días?)… El de Melody Club tiene “Eighteen” una de esas baladas adolescentes tan maravillosas que le salen tan bien, pero es medio irregular… El de Taylor Swift me cayó simpático pero no sostuvo mi atención… El de Golden Silvers tiene “True Romance” un hit de novela, pero no mucho más (y hasta es molesto por momentos)… El de los Arctic Monkeys está mucho muy bien pero se vuelve un tanto monótono…

Castellano.



Monoambiente – La Fabrica de Éxitos Cerró

El primero en la categoría “Los Discos de mis Amigos”. El primer disco de cual dijeron que estaban conformes. Un artefacto que destaca, sobre todo, su creciente sofisticación, la incorporación de nuevos instrumentos y nuevos músicos, la realización de un recurrente sueño de orquesta, la supremacía de la composición. Una versión completamente cambiada pero reconocible de “The Man Who Sold The World”. Una canción alegremente melancólica sobre la dejadez. Una composición casi hippie sobre la luz. Una muestra de maravillosa ingeniería de estudio. Una demostración suprema de confianza.



Amelia – Segundo Nombre.

El segundo disco que ingresa en la categoría de “Los Discos de mis Amigos”. Si el primer disco de Amelia era una carta de presentación encantadora con las usuales timideces y nerviosismos de una banda primeriza, este disco desde su primer declaración (“Si les traigo una canción / No sé que pensarán /Muchas veces creo que es el hit / Y es solo una más”) se muestra más autoconciente y, paradójicamente, más libre, relajado y confiado. Es un disco largo y repleto de sabores: la desesperación eléctrica y meditada de “Escena Postal”, la electrónica cuasi española y muy elegante de “Tenías Que Ser Ella Y Fuiste Vos” (un título atrapante, desde el primer momento, por su extrañeza), la arrolladora condición de hit juvenil absoluto de “Pendiente”, la catarsis casi borracha de “Últimos Días”, la fragilidad efímera de “Future Time”, la resignación cotidiana de “Madagascar”. Un disco que merece muchas escuchas.



Antolín – Diarios Íntimos del Futuro.

Probablemente la única producción gramofónica que me deprimió activamente este año. Lo de Antolín, por algún motivo difícil de dilucidar y que seguro tiene que ver con el talento, se siente absolutamente verdadero. Es solo guitarra y voz y algún que otro arreglo extra, cosa que sería una combinación perfecta para el fracaso en manos menos aptas. Pero es un LP hermoso dedicado a todo aquello que alguna vez se perdió: las ex novias, los dinosaurios, Volver al Futuro (y la visión del futuro que ahora ya es perimida), las figuritas, los amigos y la chocolatada, la época en que los cantautores sencillos eran conmovedores y no aburridos.



Jorge Serrano – Alamut

El disco de mitad del año, sin lugar a dudas, escuchado hasta el hartazgo en infinita sucesión de reuniones amistosas. Es un disco diseñado para esas funciones y ocasiones que, sin embargo, revela infinita sabiduría. Algo que tiene Serrano que es encantador y buenísimo es que es uno de los pocos autores de canciones en este país que no tiene empacho en envejecer. Que combina amor por la composición con un envidiable perfil bajo y una sensación continua de que el Serrano que habla en las canciones es el único Serrano que existe y que sus letras siguen desglosando los miedos, alegrías, triunfos y tragedias de una clase media argentina recortada de expectativas pero que sin embargo subsiste. Las letras en este disco detallan distintos estados de ansiedad y desidia, momentos oscuros (“Lóbulo Frontal” o “Babia”) que son contrarrestados por su inhumana capacidad para componer melodías gancheras (“Hay Que Cantar y Bailar y Reír”). Lo bueno es ver que una persona como Serrano sigue siendo tan humana como todos nosotros y que es capaz de utilizar su disco solista como una exploración de su (aparentemente) complicada psique, de su individualidad, como una obra completa, no como una colección de hits individuales descartados por los Auténticos Decadentes.



Travesti – Travesti

Los Travesti son una banda difícil, controvertida, que parece tener tanta gente que no los soporta como fans acérrimos. En un principio eran noticia por sus recitales confrontacionales y ruidosos; ahora porque sale Moria en su tapa y porque su música evoluciona (ya desde hace un par de años) a planicies muchísimo más pop, obsesionada en iguales partes con el “chonguismo”, con esa desmesura plástica de la celebridad que parece representar tan bien Moria y la farándula argentina, que al mismo tiempo se combina muy bien con su extraña veta religiosa / sacrílega y con sus arrebatos punk del inicio.

Así, tenemos en un mismo disco una canción que celebra a la celebridad, lo más parecido a un hit que han tenido estos muchachos, con sintetizadores llenos de aire, tambores, guitarras sedadas y coros frívolos (“Celebrity Total”), seguido de un tema que se burla absolutamente con un potente desprecio de otra obsesión del mundillo que están retratando (la salud, en el tema “Fitness-Footing”). Y estos temas conviven con un inicio completamente tribal-electrónico que combina las frases “Aceite de avión / Para la operación / Sobre las lolas del nuevo testamento”. Y con un tema que advoca abiertamente la falta de estudio, nada más punk.

Travesti sigue siendo una banda demasiado original para este empobrecido panorama musical argentino, una banda que ha construido su propio universo lírico y su propia postura frente a la música y la performance y eso, probablemente, es porque tanta gente no los soporta.

Pequeñas reseñas de la cosecha 2010

Sin muchas vueltas, comentarios sobre algunos de los discos que salieron este año:


Spoon - Transference
Leí en una nota que la mitad de las canciones de este disco son demos originales para el disco, y prefirieron dejarlas así (a lo Nebraska de Bruce Springsteen, pero con más instrumentos). El efecto queda muy bien, y las canciones en general son bastante austeras. Es un disco quizás un poco auto-consciente de más, es tosco a propósito, los temas terminan abruptamente, etc. Pero son Spoon. En mi opinión, una de las pocas bandas que siguen haciendo rock bajo unos lineamientos muy anticuados, anclados en los 60s y 70s, sin ser retro. Y por eso son lo más.

Xiu Xiu - Dear God, I Hate Myself
Una sorpresa. Detrás de este nombre tan.. insoportable se encuentra el disco más accesible de la banda de Jamie Stewart. ¡Es pop! ¡Tiene melodías pegadizas! ¡Sobre Muerte! ¡Anorexia! ¡Agonía! !Sordidez! Se extraña la presencia genial de Carallee Mc Elroy (uno de los puentes fuertes de la banda), pero igual el disco está muy muy bien.

The Magnetic Fields - Realism
A primera escucha este disco fue un gran Meh. No por que sea malo. Más bien es que era difícil conectar con él. ¿Muy plano en estilos? ¿Demasiado música tradicional quizás? Pero a tercera y cuarta escucha está resultando ser un disco muy lindo con otro puñado de buenas canciones de nuestro petiso gay favorito.

Hot Chip - One Life Stand
Nunca les di mucha bola a los Hot Chip. Lo poco que escuche me pareció correcto y nada más. Pero cuando leí en una reseña que el nuevo disco agarraba mucho de los 80s mas popperos (léase, Erasure y Pet Shop Boys) me lo tuve que bajar. ¡Y la verdad que es un disco del carajo! "Thieves in the Night", y el tema que da nombre al disco son terribles hits, y también esta "I Feel Better", con ritmo reggaeton, cuerdas y voces con pitch quantize, todo usado sin el menor dejo de ironía. Grandes los ñoños.

Four Tet - There Is Love In You
Es divertido el caso de Four Tet, siendo conocido en sus comienzos como un músico "de la B" de la escena IDM internacional, su música terminó envejeciendo mucho menos que la de sus compañeros como Aphex Twin o Squarepusher. Lo de él es algo mucho más orgánico, jovial, y muy poco presuntuoso. Escuchando su último disco, da la sensación de que es una persona saludable y en armonía. Me llamo mucho la atención el beat de "Love Cry", super adictivo y repetitivo, y que por casi la mitad de sus 9 minutos esta solo mínimamente acompañado de algunos drones y ruiditos, y nunca llega a aburrir. Classy.

lunes, 1 de febrero de 2010

Las películas de la década según la gente que hace las listas

Una lista, por más pretensiones de objetividad que tenga, dice más del que lista que de lo listado. Y una gran lista de todas las listas de "Las mejores películas de la década" debe decir mucho del panorama de la gente que hace (y  la que lee) listas aunque diga muy poco sobre el del cine. Y Slate justamente está haciendo eso, un promedio de las listas que se están editando.

Lógicamente las listas son de medios ingleses y estadounidenses y el resultado obvio es que la cima de todas está dominada por películas que vienen de Hollywood o hablan su idioma. En casi todas las listas las películas extranjeras están distribuidas igual, amontonándose en el fondo y escaseando en la cima. E incluso en algunos casos esas pocas que están en la cima son cosas como Amelie o Ciudad de Dios o Slumdog Millonaire, que sin importar donde se hayan filmado, son hollywoodenses. En este contexto las películas extranjeras parecen incluídas por obligación, para mostrar una amplitud que no existe. ¿Qué sentido tiene incluir In The Mood for Love, El viaje de Chihiro, Mooladeé o Werckmeister Harmonies si vas a decir que no son tan buenas como Eternal Sunshine of the Spotless Mind o Memento? Ni siquiera el cine norteamericano más alejado de Hollywood tiene un lugar. Películas fundamentales como Los Angeles Plays Itself o Funny Ha Ha brillan por su ausencia pero Lost in Translation está como en cinco listas. Los documentales, los cortos, el cine experimental, la animación (salvo Pixar y Chihiro), todos están excluídos de las listas.

Por supuesto que no espero nada diferente. Sería ridículo. Todos sabemos que ningún diario va a elegir como la película de la década algún corto austríaco hecho con metraje encontrado o un documental sobre una carretera londinense. Claro que no, todavía tienen un público al que tienen que hablarle de cosas que relativamente entiendan, no es un lugar para tomar riesgos. Pero estaba pensando en lo mismo que Ezequiel en el post anterior y me shockea la homogeneidad. No estoy seguro de a qué voy, y no estoy seguro de que tenga algo para decir, pero sigue siendo deprimente ver estas cosas y me llena de interrogantes. ¿Hasta cuándo vamos a seguir consumiendo exactamente la misma cultura proveniente de pozos en los que ya no queda agua como Hollywood? ¿La crítica no debería precisamente estar buscando la forma de solucionar eso en vez de tratar de convencernos de que todavía hay agua? ¿Por qué en la era de la supuesta democratización que representa internet este tipo de listas son lo único que nos sigue llegando, lo único que vemos en todos lados? ¿De qué sirve que todo el mundo pueda tener su propia voz cuando todos tienen lo mismo para decir? Internet entonces deja de parecer una herramienta de democratización para revelarse como otra instancia de un proceso de homogeneización cultural eterno. Todo pueden seguir consumiendo lo mismo pero ahora con la impresión de que eligen hacerlo, de que hay un cierto gesto de libertad en ello. Mientras tanto solo nos queda esperar que Avatar no esté en la cima de todas las listas en el 2020 (y no, no vi Avatar, y no la voy a ver, cuestión de principios).

Desfibrilando Blogs



Ya se. Andamos vagos todos. Un poco también de vacaciones... salen algunos posts en estos días. Mientras tanto, convencí a Javier Frank - viejo colega bloggero - de que escribiera algo en su blog, y lo hizo. Fíjense.